Irlanda: pequeña incursión en Connemara

Nada más bajarnos del ferry de Aran cogimos el coche y nos pusimos en camino hacia el norte. Nuestra primera parada en estos últimos días en Irlanda era una breve estancia en Connemara de camino a Donegal. Hemos de reconocer que para dormir podíamos haber buscado un sitio en Connemara que no estuviera a 3 horas de distancia de Doolin pero decidimos desviarnos un poco de la ruta más recta para hacer la gracia de dormir en un pueblo llamado Oughterard. ¿Por qué nos hacía gracia? Pues sencillamente porque ya habíamos estado allí.

Bueno, no exactamente. En uno de nuestros grupos de rol estamos jugando una campaña de un juego que se llama Vaesen que se desarrolla en la Irlanda de mediados del siglo diecinueve. En esta campaña nuestros personajes pertenecen a una sociedad que investiga fenómenos Fae y nuestro primer caso se desarrolló en Oughterard. Seguro que ahora todo el mundo entiende por qué teníamos que parar en este pueblo.

Oughterard tiene su importante show agrícola

¡Hemos vueltro a Oughterard. Nosotros lo pronunciamos "otra" pero los locales se empeñan en decir úktrad o algo así, ¡lo dicen mal!

Del pueblo no podemos decir mucho porque sólo cenamos y dormimos en él. Se supone que hay un lago muy majo, un castillo relativamente cerca y algunos paseos interesantes en las inmediaciones, pero ni idea. Fuimos a cenar a un pub con mucho encanto en el que la comida estaba muy rica y dónde nos atendieron regulinchis. Al menos Pablo pudo escuchar música en directo, que llevaba dando la brasa con el tema desde el principio del viaje.

En Oughterard en un pub que nos atendió reguleras pero la comida estaba decente y la música en vivo de después muy chulo. De todas formas, estos pueblos están muy poco animados a partir de las 22h

Al día siguiente teníamos idea de desayunar por el pueblo y salir prontito. Más o menos lo conseguimos porque aunque estuvimos un buen rato charlando con Kate, la dueña del B&B en el que dormimos, yo me levanté con un poco de empacho del fish & chips del pub (que estaba muy bueno pero igual fue demasiado) y no tenía ganas ni de ver una galleta. Me tomé un té mientras hablábamos con ella.

[Comentario de Pablo]
En 20 minutos aprendimos muchísimo con Kate. En primer lugar, era muy expresiva y me acordé del dicho "los irlandeses son los mediterráneos del norte". Aparte de esto, nos confirmó el problemón para encontrar mano de obra en restauración en general en Irlanda recientemente. Supimos que si contratas a alguien de 16 años o más, el máximo salario es como 650€ o así, lo cual ella consideraba una injusticia, claro, y además generaba despidos para contratar siempre a gente más joven. Nos dio un montón de información para el viaje y compartió unas cuantas anécdotas que a primera hora de la mañana nos despejaron bastante la cabeza, la verdad. Alguna de sus recomendación pinchó posteriormente (el molino de lana) pero le seguimos dando un 10 a Kate.
[Fin del comentario]

El plan del día era ir al Parque Nacional de Connemara a hacer una ruta que se llama Diamond Hill y que sube a una colina, of course, y luego lo que se nos ocurriese por el camino que seguiríamos sin parar mucho hasta llegar a Donegal.

Una cosa que notamos en cuento nos metimos en el condado de Connemara y que se fue haciendo evidente al aproximarnos al parque nacional, es el cambio radical en el paisaje, las colinas parecían más peladas con un entorno más agreste y "montañoso" con hierbas y arbustos más recios y páramos más extensos, en cierto sentido nos ha recordado más a Escocia que al resto de Irlanda.

[Comentario de Pablo]
Yo lo noté subjetivamente en la vegetación. Aparecieron de pronto un montón de plantas y flores nuevas por los caminos pero reconozco que soy prudente, Irlanda me ha demostrado que se vuelca con la "decoración floral" del paisaje, calles, plazas y casas, y podría ser simplemente un trabajo intenso del condado sin relación alguna con su biodiversidad.
[Fin del comentario]

Llegamos al parque con un poco de miedo porque era sábado y habíamos leído que es un destino muy popular pero teníamos la esperanza que al ser en torno a las 10, todavía no fuese "hora punta". Al llegar vimos que el parking no era muy grande pero encontramos sitio sin problema y nos fuimos al ya clásico centro de visitantes. Nos informaron de que había tres rutas circulares pero que podías ir enlazando trozos de las tres para hacer la más larga que lleva a Diamond Hill.

El camino, como ya ha pasado en otras rutas era bastante fácil la mayor parte del trayecto y sólo cuando de verdad te metes en la bifurcación a la colina se pone más complicado en cuanto a pendiente y facilidad. No es muy difícil pero viene a ser lo más parecido a ir subiendo escaleras de roca natural. Como el día estaba nublado no se hizo muy duro pero con más temperatura y esa humedad podría ser bastante más durillo el último tercio. En cuanto al paisaje, era muy bonito y un poco desolado, pero como decía más arriba, con la desolación de páramos eternos de hierba y roca, barro y flores de montaña.

La cima de la colina proporciona unas vistas precisas del condado y del entorno especial que lo caracteriza. Había un poco de niebla, con lo que las fotos se resienten un poco pero estar allí era el atractivo fundamental.

¡Qué gran esfuerzo!

Durante la bajada tuvimos la grata sorpresa de encontrarnos con unos preciosos campos de brezo que trolearon a Pablo mucho porque el que plantó en nuestra terraza se le murió sin remedio. Una servidora descubrió en que en inglés brezo es heather y de repente todos los colores de lanas que he comprado con el nombre heather-loquesea (gris, verde, rojo) cobraron sentido. ¡¡Vaya despistada!!

En total nuestra ruta fue de algo así como dos horas, a nuestro paso y sin parar más que para comer unas patatas (Pablo) y hacer unas fotos (también Pablo) en la cima.

Con tres horas de conducir hasta la frontera de Donegal decidimos parar a la mitad en algún sitio que fuera un poco interesante en lugar de visitar la abadía que estaba cerca del parque nacional. Elegimos para la parada un pueblo llamado Foxford en el que la dueña del B&B nos había dicho que había unos molinos para fabricar lanas y unas mantas muy famosas. Digamos que la parada fue una parada para comer, el sitio en el que están los molinos es una tienda de cosas de hogar y mantitas y bufandas de lana. Los molinos y la maquinaria sólo la enseñan algunos días de la semana. En fin, que muy monas las mantas pero meh, no íbamos a comprar nada. Al menos el café tenía su gracia porque estaba como en unas antiguas oficinas del edificio en el que estaban los molinos.

En los grandes almacenes. Tenían cierto encanto pero la verdad es que era todo bastante trampa

Así, sin mucha más aventura llegamos al pueblo de Ballushannon en Donegal en el que nos recibió una señora que pensamos que nos iba a descurartizar por la noche en un B&B que estaba limpio pero que olía a humedad.

[Comentario de Pablo]
Sin mucha más aventura... salvo que ignores la que tuvieron los marineros de la "Spanish Armada" en 1588, enviados por Felipe II para ayudar en la invación de Inglaterra pero que se toparon con un tormentón en el mar y acabaron por toda la costa oeste de Irlanda. Había un monumentillo recordando la llegada de tres de estos navíos. En mi opinión, un detalle bonito pero ligado a un "visitor centre" en el pueblo para sacarte un dinerillo turístico más. De eso pasamos, pero hicimos fotos del lugar y disfrutamos las vistas.

Angela ni confirma ni desmiente que tuviera que hacer un pis de emergencia mientras yo hacía la foto

Una placa marca los lugares de llegada de los barcos y los tres que en concreto conmemoraba este monumento-homenaje

Un lugar bonito tras una tormenta en alta mar
[Fin del comentario]

La cena también fue un fracaso, por cierto. Después de cenar nos fuimos a un pub con encanto pero con una señora un poco borde que le puso un whisky a Pablo que estaba emperrado en probarlo.

Un ejemplo clásico irlandés, el hijo currando para el padre. Ese chiquillo no tendría ni 12 años. La carne era de una granja propia pero la verdad es que la destrozaban al cocinarla

En un rinconcillo tomando una cerveza post-cena

En el segundo pub, solo de bebidas, llegó de pronto toda la gente a las 21h para el concierto en vivo. Nosotros nos quedamos en un segundo plano dando sorbitos al whisky

Como nota positiva podemos decir que la señora no nos descuartizó por la noche aunque yo tengo un granito en mitad de la nuca y creo que es posible que me abdujeran los extraterrestres por la noche.

En el próximo episodio cubriremos Donegal, donde estamos ahora.