Llegamos al pueblo de Banff hace ya un par de días. El pueblo se encuentra dentro del parque nacional que ocupa más de 6600 km2 y está enclavado entre impresionantes montañas allá hacia donde mires.
Las dos primeras noches de nuestra estancia en el camping de Banff teníamos lo que se denomina full hook up, lo que quiere decir que podemos enchufar la caravana a la red eléctrica, una toma de agua y una alcantarilla. Todo un lujazo, como estamos aprendiendo. El entorno era muy agradable, con huecos entre los árboles y cierta distancia entre los vecinos. Un problema que nos estamos encontrando ahora y que nos seguiremos encontrando lo que nos queda de viaje es que no hemos podido reservar la misma plaza en el camping durante todas las noches que vamos a estar en una zona. Por ejemplo, de las cinco noches que vamos a estar en Banff estamos en dos plazas diferentes en la zona de full hook up, la tercera noche estamos en otra zona sin nada de nada y las dos últimas estamos en una tercera zona con enganche eléctrico pero igualmente en dos plazas distintas. Esto es un rollazo por muchas razones, entre ellas que cada mañana tenemos que dejar nuestra plaza a las 11h y no podemos ocupar la siguiente hasta las 14h con lo que o nos llevamos la caravana a un parking con espacio para caravanas y la dejamos ahí o nos la llevamos puesta allá donde vayamos.
Por la mañana nos levantamos prontito y nos fuimos a la zona del lago Louise con la intención de hacer una ruta llamada Six Glaciers Plain que nos llevaría hasta unos glaciares, como indica su nombre, y a una casa de té que hay en la montaña en la que me habían prometido que podría tomarme un té con bollos. Una necesita sus razones para darse una caminata, madrugar mucho y pasar frío. Para llegar al lago tuvimos que aparcar la caravana en un parking cerca del lago, pero a varios kilómetros porque el parking del propio lago estaba lleno. Además de ser una zona muy turística estamos aquí en pleno puente, ya que el lunes es el día del trabajo por aquí y es festivo nacional. El caso es que llegamos al parking, dejamos nuestra caravana y nos fuimos a coger el bus que llevaba al lago. Cada 15 minutos salía un bus hacia el lago pero se llenaban a una velocidad de vértigo, además la cola para comprar los billetes era larguita. Total que entre unas cosas y otras llegamos al lago Lousie a eso de las 10.45, una hora después de lo que nos habíamos propuesto.
Vista del Lago Louise
Desde la orilla contraria
El lago Louise es precioso, eso hay que reconocerlo y aunque estaba hasta la bandera de turistas pudimos disfrutarlo unos minutos antes de ponernos en camino. La primera parte de la ruta discurre por la orilla derecha del lago según se llega a él y es un camino muy fácil por el que puede pasear cualquier sin dificultad. Una vez abandonamos este camino para empezar la verdadera ruta se notaba que descendía el número de personas, aún así había bastante gente pero se caminaba sin problema. A pesar del esfuerzo, la casa de té está a una distancia a la que casi cualquiera se puede plantear llegar hasta allí, aunque es cierto que hay desnivel y no sería aconsejable hacerlo con algo menos que unas buenas deportivas.
No sabemos cuánto queda
El camino (ya sé que está torcido, lo arreglaré a la vuelta)
Una de las ardillas (Golden mantled Ground Squirrel)
Las flores. Si se pincha en una se ve más grande:
Hizo un día estupendo de sol y mientras caminábamos pasé incluso calor y me quité tres de las cinco capas que llevaba. A la sombrita ya no se estaba tan bien pero yo evitaba quedarme parada a la sombra mucho tiempo. Con algunas paradas para hacer fotos, mirar a las ardillas que están muy atareadas en esta época del año y tratar de identificar las flores que veíamos en los bordes del camino se pasaron las dos horas largas que tardamos en llegar a la casa de té. En este punto decidimos darnos un poco de brío para cubrir el kilómetro y medio que quedaba hasta el glaciar y volver a bajar para comer y luego tomar el prometido té.
El camino algo más arriba
Lake Louise desde arriba
Todo son montañas
Ya se ve el glaciar, ¡casi estamos!
Yo sólo conté tres glaciares en la zona, así que o el nombre engaña o yo no indentifiqué los otros tres (seguro que es la primera opción, LOL).
De vez en cuando se oía el estruendo de alguna placa de nieve desprendiéndose de la cima y cayendo por la montaña
La casa de té se precia de estar bastante aislada, hasta allí no llegan el tendido eléctrico ni el agua, así que dependen de un helicóptero que lleva los suministros o de subirlos ellos mismos andandito. Después de la caminata, nuestros sandwiches primero y el té con dulces después, nos supieron a gloria y nos devolvieron la energía para emprender el camino de vuelta.
La casa de té
Vex Milk (si no habéis jugado al Destiny no lo vas a entender). En cualquier caso, el color del agua se debe al arrastre de material producido por el glaciar.
Al día siguiente, nuestro segundo día en Banff, Pablo y yo decidimos que queríamos un día tranquilo sin hacer nada. Mientras nuestros compañeros, Yami y Álex, preferían empezar con calma y luego hacer una ruta por los alrededores de Banff hasta las 3 o las 4. Con esta idea y sabiendo que todos íbamos a un tour para ver vida salvaje a las 18.30 que habíamos contratado la tarde anterior, decidimos levantarnos más tarde (a las 10), aparcar la caravana en Banff y tomar un opíparo desayuno. Tras nuestro desayuno y unos buenos cafés nos dimos una vuelta por el pueblo, compramos una camisas de franela típicas de Canadá y pasamos el resto de la mañana en la oficina de correos tratando de enviárnoslas a Madrid (vamos con el equipaje tan al milímetro que no nos podemos permitir meter nada más). Como es de esperar éste no era el plan original pero parece ser que alguien o algo decidió que la máquina se atascara con nuestro envío y tuvimos que esperar un buen rato hasta que uno de los funcionarios de la oficina de correos pudo encontrar una solución, llamada a la central mediante.
Franela!!
Tras este pequeño percance nos volvimos a la caravana y nos fuimos al camping a hacer el check-in y esperar a que volvieran Yami y Álex de su ruta.
[Comentario de Pablo: aquí preparamos dos de las cuatro sillas de camping que llevamos en el enorme maletero de la autocaravana y mientras nos poníamos morados de guisantes dulces crudos y pipas disfrutamos de un rato de lectura rodeados de imponentes árboles]
Esperando a que llegue el autobús del tour a la entrada de nuestro camping
El tour tenía una duración de dos horas y se desarrollaba enteramente en un pequeño autobús. El conductor/guía, un británico muy dicharachero de cerca de Manchester llamado Pete, nos iba contando datos sobre la historia del parque, de las dificultades por las que ha pasado desde el principio, de sus animales y los peligros a los que se enfrentan. Como podéis imaginar todos estos peligros son culpa nuestra porque somos el animal más peligroso y destructivo que existe sin duda alguna. El caso es que iba intercalando estas historias y datos con anécdotas sobre sus experiencias en Banff o las de sus amigos o conocidos. A mí me ha parecido especialmente interesante lo que respecta a las medidas que ha ido tomando el parque y la ciudad de Banff a lo largo del tiempo para proteger a la fauna, cosas tan simples como la ingente cantidad de avisos para que no se alimente a la fauna, algo que está penado con multas de hasta 25.000 dólares en los casos más graves (dar de comer a un oso), hasta el desarrollo de contenedores de basura especiales para evitar que los osos puedan abrirlos y acceder a la basura en su interior. Una anécdota que me ha hecho muchísima gracia es que al principio probaron estos contenedores con mucho tipos de animales y vieron que funcionaban muy bien, pero una vez que los instalaron se dieron cuenta de que algún animal estaba accediendo a ellos. El caso es que al cabo de un tiempo se dieron cuenta de que los cuervos habían sido capaces de ingeniar un método para abrirlos y mientras uno se encargaba del sistema de cerradura, el otro metía el pico bajo la tapa para sujetarla y así entre los dos podían abrirlos y acceder a su contenido. Soy muy fan de los cuervos.
<3
Cuervos haciendo de las suyas
Además de toda esta información la ruta se ha saldado con el avistamiento de una manada de renos y unos ciervos. Desafortunadamente se ha puesto a llover de lo lindo y eso ha hecho que nuestras oportunidades de ver algo más se redujeran drásticamente pero aún así yo creo que ha merecido la pena.
Renos. El macho no nos quitaba ojo...
Hembra de reno comiendo
Un ciervo. Había más entre los árboles pero no se aprecian en la foto
El plan de mañana es hacer otra rutilla pero en vista de la que está cayendo ahora y la previsión de mañana veremos a ver si conseguimos llevarla a cabo o tenemos que cambiar de plan.
Spoiler: No habrá ruta, pero eso ya para otro post
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