Venecia: Estamos vacunados

Aunque nos habíamos propuesto quedarnos en España otro año más, a Pablo ya se le hacía muy cuesta arriba, no porque no haya nada que ver o hacer sino porque el cambio de país y cultura le hace más fácil desconectar cuando acumula mucha carga mental del trabajo.

En fin, que excusas aparte, decidimos probar un destino que fuera turístico, para aprovechar que con la pandemia hay menos turistas en general y que estuviera al menos en las mismas condiciones que España en cuanto a vacunación y contagios. Es difícil encontrar países con mejores tasas de vacunación que España (algo teníamos que hacer bien) pero el norte de Italia está claramente bien en ambos índices así que por aquí andamos: Venecia, Rávena y Toscana (otra vez).

A pesar de lo que pueda parecer, el viaje hasta aquí no fue muy diferente a cualquier otro año, ni en Madrid ni en Venecia nos miraron la tarjeta de vacunación, nos tomaron la temperatura o cualquier otra medida de precaución. El avión iba lleno y salvo porque teníamos que llevar la mascarilla puesta ni un indicio de que aún estamos como estamos. No sé si me he perdido un capítulo y ya estamos fuera de peligro...

[Nota de Pablo] Si este vuelo es representativo de los viajes en avión al menos en la UE, salvo que estés vacunado o hayas pasado la COVID, viajar así no es seguro, el riesgo es inasumible. Me sorprendió muy negativamente.

Llegados a Venecia empezamos con nuestro paseo de toma de contacto. Callejeamos un poco, nos hicimos una idea de dónde quedan los puntos de interés más relevantes y nos fuimos a cenar.

Vista de los tejados desde nuestro miniapartamento en el tranquilo distrito de Castello

Un punto indeterminado de Venecia. En la colección infinita de postales que es la ciudad de Venecia, ésta acabó en la cámara de fotos.

Al día siguiente, primer día de verdad, pensamos en empezar con el Palazzo Ducale que fue la residencia del Dogo o Dux de Venecia y la sede del gobierno durante gran parte de su historia. El palacio es de estilo gótico veneciano y fue construído en el siglo XIV, está junto a las puertas de entrada a la cuidad en la Plaza de San Marcos. La visita al edificio no tiene nada de sorprendente en sí misma aunque me imagino que con un guía entusiasta debe de ganar muchísimo. El palacio como tal es muy interesante de visitar y las salas que están abiertas al público dan un ejemplo de gobierno alternativo a las pesadísimas monarquías que teníamos (y algunos aún tenemos) en el resto de Europa.

Una de las varias salas, seguramente del Consejo de los 100. Absolutamente apabullante. Un poco de horror vacui tenían los venecianos. Te aturde tanta obra de arte pictórica y arquitectural.

Dos arcos compuestos de estilo turco. Se pueden disfrutar en la armería del Palazzo.

Una preciosa ballesta de mano, en la armería del Palazzo.

Fachada neogótica, escalera renacentista "de los gigantes", una pequeña muestra de la plaza interior del Palazzo.

[Nota de Pablo] El Palazzo fue ampliándose en cada época, reflejando el gusto del momento en la arquitectura. Lo que permaneció más o menos inalterable fueron las diversas prisiones del complejo, famosas por su crueldad si no tenías posición distinguida. En este aspecto, las prisiones y celdas, las modas permanecen. Por supuesto, atravesamos el puente de los suspiros, que aún hoy mucha gente asocia con las parejas enamoradas y no con la leyenda más romántica de los reos camino a su suerte final.

Unas buenas rejas y una clásica celda para complementar el ánimo justiciero paranoide de la República.

Por la tarde, nos encontramos haciendo un tour guiado de verdad por la Basílica de San Marcos y el barrio de Castelo. Buscando algo un poco más enjundioso que las audioguías acabamos contactando con una guía local con la que contratamos un tour para los dos.

La Plaza de San Marcos. ¿Mucha gente? ¿Poca gente? Aún estamos tras los datos sobre la afluencia de turistas comparada con otras épocas.

No voy a decir que fue barato, pero mereció la pena. La guía, Lucia Scarpa, nos llevó por la basílica y nos fue explicando la historia de la misma, de los mosaicos y las diferentes épocas en las que fueron añadidos, cambiados o resturados. También nos estuvo contando las técnicas de fabricación y los procesos para ponerlos en las diferentes épocas. Vimos con ella la parte superior y el pequeño museo en el que están los caballos que se llevaron de Bizancio durante la Cuarta Cruzada y que luego se llevó Napoleón cuando conquistó la ciudad (luego los recuperaron, que no cunda el pánico).

Detalle del espectacular Retablo de Oro. Un tesoro de valor incalculable confeccionado a través de los siglos y con leyendas sobre su protección frente a Napoleón incluidas.

Los cuatro caballos originales, la Cuadriga Triunfal. Atribuidos a Lisipo en Grecia en, atención, el siglo IV a.C

[Nota de Pablo] Los recuperaron los venecianos, no los bizantinos. Estuvimos comentando a partir de qué momento en la historia, un pueblo o cultura siente que debe reclamar los expolios pasados. Llegamos rápido a la conclusión de que la creación de naciones estado en el S. XIX en Europa y su necesidad de contar con un patrimonio histórico-cultural autojustificante disparó las reclamaciones de devolución del mismo.

La Basílica de San Marcos es una joya, por fuera y por dentro. Si bien yo me la esperaba más grande, no hay un milímetro que se pueda desperdiciar. La fachada es espectacular y las cúpulas, que fueron añadidas mucho después de su construcción, aumentan aún más la inspiración oriental de la construcción. No en vano, Venecia se preciaba de ser heredera de las dos capitales del Imperio Romano: Roma y Bizancio, y en esta Basílica de planta griega, la herencia bizantina está representada en grado máximo. El interior no deja de sorprender desde cualquier perspectiva. Ya sea admirando sus techo dorados cubiertos de mosaicos, su altar, las capillas o los fantásticos patrones de los mármoles del suelo. Yo creo que es visita indispensable.

Vista de la basílica desde arriba en la logia. Se aprecian mosaic diferentes épocas y técnicas.

La guía, que hablaba perfecto castellano, nos llevó por calles y puentecitos varios. En esta foto seguramente estemos disfrutando de unos cuanto siglos de diferencia en cada elemento arquitectónico.

Al día siguiente el plan consistía en empezar por el Teatro La Fenice, fundamentalmente porque entra en el pastizal que nos ha costado el Venezia Pass y hay que amortizarlo :P El caso es que después de desayunar nos fuimos paseando hasta el teatro. Si hay una palabra para describir el sitio es PASTEL. Todo es pastel: salmoncito, verdecito, azulito... PASTEL y bueno, también rococó. El patio de butacas, que también es muy rococó y algo menos pastel, es bastante impresionante y está bien organizado. El edificio actual no es demasiado antiguo porque se ha quemado y reconstruído muchísimas veces, la última en 1996, aunque se ha tratado de recuperar lo más posible su estilo "original". A pesar de lo que pueda parecer, el sitio está bien y no me importaría ir a escuchar música allí, aunque como visita turística no me parece a mí de lo más destacable.

No dejaban hacer fotos de la sala en sí. Ésta otra, una sala de baile de gusto austriaco, rezuma cartesianidad total. La audioguía hablaba de "fantasía" pero nosotros la fantasía nos la imaginamos muchísimo más orgánica y asimétrica.

Muy interesantes los contratos de María Callas, leyenda de La Fenice, que empezó con un caché de 90.000 liras y acabó disfrutando de 500.000 liras, por actuación.

Por la tarde, después de un intento fallido de ver el Museo Judío (cerrado por fiesta judía) y tras paseo por el gueto judío, nos hemos aventurado de vuelta a la Plaza de San Marcos para ver la Biblioteca Marciana y el Museo Arqueológico.

¡Vaya timoooooo la Biblioteca Marciana! Ni había libros ni había marcianos, me ha parecido fatal, pero muy mal, y allí en medio hemos montado un pollo tremendo porque eso ni es biblioteca ni ná. Total, que nos hemos conformado con el museo que sigue un recorrido bastante superficial y rápido por algunas estatuas y bustos romanos copias de otros griegos anteriores y reciclados en el Renacimiento, pasando por un par de salas con pinceladas de la época napoleónica para terminar con unas muy recargadas habitaciones a la mayor gloria de Elizabeth de Austria y su marido (que era el que mandaba pero del que nadie se acuerda porque casi no salía en las pelis).

Detalle de unas lámparas (originales) de las salas de recepción de Sisí.

[Nota de Pablo] Lo que es visitable de la Biblioteca Marciana es lo que llaman Las Salas Monumentales, no la biblioteca en sí, que seguramente será una maravilla. Estas salas monumentales son en realidad una gigantesca en donde todo el protagonismo, en ausencia de libros, son las pinturas en paredes y techos. Figuras alegóricas de las ciencias, las letras y las artes así como personajes ilustres como Aristóteles y Platón. Hay varios "veroneses" en esa sala y la pintura, sobre todo en las paredes, busca con la perspectiva simular una sala más grande con estatutas y evitar la percepción de sala cuadrada plana.

Un palacete de aspecto abandonado. ¿Cómo será por dentro?

Angela se reía cuando hacía fotos de ladrillos pero en este conjunto deterioriado creí ver la paleta de colores de Venecia.

Un detalle que me parece importante señalar es que aunque en el viaja el estar o no vacunado parecía irrelevante, aquí te piden la Green Card (tarjeta de vacunación) en todas partes, especialmente para acceder a museos y otros enclaves importantes, así que parece que alguien sí se lo toma en serio.

[Nota de Pablo] Una mujer argentina de madre italiana nos preguntó si en España podías ir por libre (sin mascarilla) gracias a la Green Pass. Le dijimos que no, que la mascarilla sigue siendo obligatoria en interiores y que la Green Pass no se está exigiendo tanto como en Italia. Yo especulé con la idea de que quizá en algunos países la petición de la Green pass escondía una forma de forzar a vacunarse y acelerar el proceso. Actualmente, España está en un ~74% de población vacunada frente al ~63% de Italia.

Uno de tantos cul-de-sac sorpresa

Así dicho me parece que casi no hemos hecho nada pero nos hemos dado unas caminatas que no veas, y eso teniendo en cuenta que nos deben faltar tres litros de sangre a cada uno porque nos han acribillado los mosquitos. La ciudad da para andar mucho y engaña porque al final se callejea muchísimo por las calles extremadamente estrechas. Aquí hay pocos grandes espacios, aunque cuando los hay soy muy bienvenidos. Aparentemente muchas de estas plazas fueron en su tiempo huertas que se pavimentaron cuando Venecia se expandió y consiguió establecer colonias de las que se abastecían. La ciudad es laberíntica y es muy frecuente torcer una esquina y acabar en un cul-de-sac o en un canal. Más de una vez he echado de menos poder recurrir a mis caminos rectos del Assassin's Creed II, es decir, mandar las calles a la porra e ir en línea recta por los tejados :D

Fuente: https://www.archdaily.com/774210/maria-elisa-navarro-the-architectural-consultant-for-assassins-creed-ii

[Nota de Pablo] Efectivamente, Venecia se patea de forma exagerada. Aunque puedes usar los buses náuticos, muchas veces es más rápido tirar por las calles. La trampa es que no hay líneas rectas ni promesas de ningún tipo y sueles acabar tardando más por culpa de tener que deshacer camino andado. El GPS del móvil en venecia se vuelve loco, apenas tiene utilidad más allá de saber en qué zona estás. Otra cosa a destacar, aparte de la obvia decadencia de buena parte de la ciudad, es la ausencia de árboles, plantas y flores. Al principio uno no se da cuenta, pero cuando eso sucede, ya no puedes evitar sorprenderte de la poquísima vegetación que hay. Los balcones apenas luces flores o plantas. Cierto es que en las calles estrechas la luz escasea pero es un problema general de toda Venecia. Esto incrementa la percepción de abandono y tristeza. Ni siquiera en las zonas residenciales, donde viven los venecianos, cambia la cosa. ¿Es un síntoma más de resignación de la ciudad o tiene una explicación más prosaica?

Una imagen que descrbe perfectamente el estado real de la ciudad bajo la pintura. Se habla mucho de que se hunde 2mm al año, pero el deterioro y abandono de los edificios avanza incluso más rápido.

¡Un jardín secreto! Un poco desangelado y desatendido pero no nos vamos a poner pijos

En una de islas accesibles andando, muy residencial, vi esta estampa y me pareció entralable y como de otra década.

Mañana tenemos planeado ir a una de las islas cercanas, tal vez Murano o Burano, lo decidiremos un poco sobre la marcha y la hora a la que nos levantemos.

La isla de Giudecca vista cerca de la Plaza de San Marcos