Empezamos a cerrar el circuito por Rumanía bajando de nuevo hacia Transilvania. Tras la visita arquera de este viaje de la que Pablo ha escrito en su blog arqueril, pusimos rumbo a la localidad de Rimetea o Torockó en magiar, que aquí parece más importante. Habíamos elegido el pueblo por estar en una zona con buena pinta para hacer alguna rutilla. Nos ha pasado que a pesar de estar en zonas montañosas no encontrábamos fácilmente información de rutas que hacer, así que en cuanto vimos que aquí la había nos decidimos inmediatamente. El pueblo se encuentra al pie de las montañas y el Piatra Secuiului es el pico más alto con 1128m.
Al llegar nos encontramos con un pueblo bastante majo con una arquitectura que nos llamó la atención, por los tejados y la decoración de algunos de los edificios. Como era tarde para estos lares, casi las 19, no había ninguna opción para cenar en el pueblo, así que el dueño del sitio en el que nos alojábamos, la casa de huéspedes Kelemen Irén, la mar de acogedora y con muchos detalles decorativos de la cultura local (más sobre esto después), nos recomendó un hotel-restaurante a 2km.
Cenamos en el pueblo de al lado y en ese hotel con restaurante que no cierra. Está claro que el hecho de visitar la zona entre semana en septiembre no hace que la oferta de sitios abiertos sea abundante.
Hay que subir allí arriba
Nuestro plan del día siguiente era de ir sin prisa pero levantándonos pronto para hacer una rutilla de 3-4 horas por la mañana y luego pasar la tarde en el jardín estupendo de la casa en plan relax absoluto. Primero elegimos la ruta en la app Komoot, que usamos desde hace tiempo, y luego le preguntamos al dueño a ver qué opinaba. El hombre nos dijo que guay que sólo podríamos hacer la mitad y tendríamos que volver por el mismo camino.
La ruta en cuestión subía al Piatra Secuiului por la ladera bastante empinada y luego bajaba por la cara que no daba al pueblo dando una vuelta por una zona boscosa para llegar al pueblo nuevamente. El problema fue que como el día anterior lo había llovido todo, él nos dijo que la parte de bajada estaba impracticable, que podía ser peligroso y que él no lo haría. Nos dijo que a pesar de que la cara empinada era básicamente todo roca sería más segura y que además no iba a llover. Pues nada, un poco chafados por tener que hacer el mismo camino dos veces nos pusimos en marcha con nuestras botellas de agua local con sabor a minerales y nuestras provisiones para tomar un sandwich y una frutita (suficiente después del desayuno completo que nos habíamos zampado antes de salir).
[Comentario de Pablo] No hice foto del desayuno pero tenía hasta pisto frío para untar en las tostadas. Huevos revueltos, embutido, queso, tomates, un pimiento... Es una locura.
Lo bueno de esta ruta es que sale directamente del pueblo y pronto estás ya en una senda
La ruta fue empinada y muy rocosa, con grandes desniveles y con mucho cuidado de no pisar mal una roca o las piedras sueltas. Durante gran parte del ascenso nos acompañaba el ruido constante del agua discurriendo entre ellas, suponemos fruto de las lluvias del día anterior. En general, no había mucha sombra pero como era pronto y estaba nublado no sufrimos mucho calor. Al ir ascendiendo pudimos ir apreciando cada vez mejor el pasiaje de la región, ver un pueblo más allá o una fortaleza que se veía en otra cima en la lejanía.
A tres cuartas partes del recorrido había unas vistas chulísimas
Para tener una idea de cómo era la ruta, la longitud del camino de subida (que estaba muy bien señalizado) era de unos 2.5 km, tardamos una hora y diez en hacerlo (unos 50 min en movimiento) y ascendimos unos 600m hasta la cima.
¡Nublado se sube mejor!
[Comentario de Pablo] Podéis curiosear los datos de nuestro periplo en este enlace de komoot. En realidad mezclamos dos rutas. La de la "cruz azul" que partía de Rimetea, subía por el único sitio posible entre las dos cimas y luego bajaba y conectaba con otros pueblos, y un sendero apenas intuido pero registrado por Komoot que nos acercaba más a la cima más al norte, que es donde queríamos ir. Esta mezcla nos jugó una mala pasada y nos obligó a deshacer un pequeño trecho de los de más de 40 grados de inclinación pero tuvimos siempre la situación bajo control.
Había una luz muy buena para fotillos
Cuando llegamos arriba tuvimos una vista estupenda de los dos lados de la montaña y de la comarca circundante.
Vistas desde la cima. Rimetea queda a la derecha y Colțești a la izquierda
Como hacía un poco de viento allí arriba, no nos detuvimos demasiado. Estuvimos andando por la parte superior un rato entre los picos y viendo los diferentes caminos de subida y bajada hasta que decidimos que era momento de empezar a descender. El descenso fue interesante... si para subir habíamos resoplado un poco, la bajada estaba protagonizada por el riesgo de resbalar o que alguna roca se deslizara baja nuestros pies. Así que nos lo tomamos con calma, echando el culo al suelo cuando era necesario y usando todos los apoyos precisos para no caernos. A medio camino hicimos una pausa para tomar nuestro sandwiches junto a una fuente de agua natural y observamos cómo otros excursionistas ascendían por el camino. Eran las 12:30 y nos estábamos preguntando por qué la gente empezaba tan tarde. De vuelta al camino nos encontramos con un húngaro que no llevaba ni agua ni comida ni nada y que además de preguntarnos cuánto faltaba para llegar (unos 40 minutos le quedaban) nos hizo el chistaco de I'm hungry / Hungary. ¡Pues con españoles has dado majo! Le colocamos la manzana que nos había sobrado para que no pasara hambre y nos piramos.
Llegamos al pueblo sin mucho contratiempo, algún resbaloncillo sin consecuencias y cansados pero satisfechos nos fuimos a la casa a darnos una ducha y dispuestos a pasar nuestra merecida tarde en el jardín.
Hoy, mientras escribo esto, nos hemos enterado de la noticia de que el día antes de que hiciéramos la ruta una turista se había matado en esa misma ruta al caer de las rocas. Ahora nos preguntamos si las recomendaciones del hombre no venían de este accidente.
[Comentario de Pablo] A ver, en retrospectiva, cuando el anfitrión se carcajeaba comentando que si nos empeñábamos en volver al pueblo descendiendo por el otro lado de la montaña (en vez de deshacer el mismo camino), nos despeñaríamos y acabaríamos "muy pronto" la ruta, se te queda un cuerpo raro. Por supuesto que él tenía que saber que ni hacía 24h se había matado una mujer rumana, de 43 años, del vecino condado de Timiș, con todo el dispositivo de rescate, etc. Pero no dijo ni mú. Bueno sí, se aseguró de comentarnos que subir a esa doble cima era "claramente el tema" de entre las rutas que, según él, daban para una semana de senderismo. Por lo que hemos visto, esta misma subida que hicimos causa una muerte cada pocos años. Pero claro, para la gente del pueblo, esto es parte del paisaje. Si nos hubiera desvelado el trágico accidente del día anterior seguro que habríamos optado por otra ruta.
Antes de salir de Rimetea/Torockó queríamos visitar el pequeño museo etnográfico que hay en el pueblo. Como estaba cerrado el lunes, el martes antes de irnos nos dejamos caer por allí.
[Comentario de Pablo] Jajajajaja, y ahora Angela se marca un "nos dejamos caer", eso no lo vi venir.
El museo es chiquitito y cuenta con tres salas. La señora que nos vendió las entradas nos dio un par de folios en inglés para que al menos tuviéramos una idea de lo que íbamos a ver y nos cobró los 10 lei por cabeza de rigor (recordemos, 2€ al cambio). Lo que aprendimos en el museo es que el pueblo tiene un pasado basado en la minería del hierro y, que había sido bastante próspero en su día atrayendo la emigración de sajones que se mezclaron con la población húngara local. Estos sajones trajeron con ellos los motivos florales y artes textiles y decorativas que mezcladas con las locales dieron como resultado una herencia en el vestido tradicional y la decoración de las casas bastante única de la zona. Con el tiempo, la producción de la forja dejó de ser competitiva frente a la producción industrial y el pueblo perdió su mayor fuente de riqueza. Actualmente la economía se basa en la agricultura/ganadería y el ecoturismo.
Detalle de vestimenta local de mujer (creo que casada, estaba todo muy reglamentado)
[Comentario de Pablo] Es obvio que aquí llega mucho turismo procedente de Hungría, incluido en forma de autobuses de gente jubilada. Está todo en los dos idiomas (el inglés escasea muchísimo en comparación) y es muy habitual encontrar motivos con los colores de la bandera de Hungría.
Cena con vistas para despedirnos de la región de Rimetea
Con esta visita dimos por terminada nuestra estancia en Rimetea/Torockó y nos pusimos en camino hacia la Salina Turda. La salina es una de las atracciones turísticas más importantes de la zona. La salina es una mina de sal que ha sido usada desde la antigüedad hasta 1932. Ahí es na'. La visita empieza en una entrada muy modernita y tal. La entrada son 50 lei y sin más preámbulo que un pasillo un poco largo con algún mapa antiguo, llegas a unas escaleras y empiezas a bajar y a bajar rodeada de paredes oscuras hechas de sal hasta que llegas a la base de las escaleras y delante de ti tienes un tunel larguísimo de sal con un cartel que pone 900m (no recuerdo el número exacto pero algo así) y sólo hay paredes de sal a tu alrededor.
Inmensidad
Es aquí que una que tiene un poquito de claustrofobia se da cuenta de que está un poquito tensa. Avanzamos por el túnel de sal hasta un punto en el que puedes darte la vuelta o caminar unos 500m y llegar a lo que era la entrada antigua, de antes de que hicieran la tranformación para convertirla en lo que es ahora como atracción turística. No sé si está cerrada desde los 90 o desde 2009 de cuando es la última obra.
Vista desde abajo mirando a arriba del todo
El caso es que a pesar de sentir un poco de angustia, la mina es una pasada. Hay una serie de salas de sal en las que se muestra el proceso de extracción o la maquinaria y técnicas que se usaban en diferentes épocas, pero lo impresionante de la visita es una gran caverna de sal en la que hay montado un centro de ocio con un teatro, espacio de juegos infantiles, mesas de ping pong y de billar, una tienda y hasta una noria!!
El lago subterráneo ayuda aún más a pensar que estás en otro mundo
Para llegar al fondo de esta caverna hay que coger un ascensor, según wikipedia esta caverna tiene 112 metros de altura. La visión antes de bajar es alienígena, como si estuviéramos en otra versión de la mina marciana de Desafío Total o en una construcción olvidada por alguna especie ya desaparecida en Mass Effect o incluso el Blackreach de Skyrim. En uno de los laterales de esta caverna había otro ascensor y escaleras para bajar a otro nivel inferior en el que una especie de caverna cónica contenía una pequeña isla en un lago subterráneo.
A quién no le gusten estos croquis no tiene alma
La visita, a pesar de los nervios y tal, fue fantástica y no dejamos de comentar el acierto de quienes hicieran el diseño del "mobiliario" y la iluminación del complejo porque son verdaderamente increíbles para apreciar los detalles de las paredes de sal y para dar al entorno esa atmósfera entre la ciencia ficción y la fantasía.
[Comentario de Pablo] Para mí fue una sorpresa tremenda y las fotos sé que no pueden transmitir la inmensidad de la caverna. Pensé en las Minas de Moria en la Tierra Media. Las dimensiones son tan descomunales que realmente parece que estás en otro planeta o en otro mundo. Me quedé con ganas de alquilar un bote con remos en el lago subterráneo pero ni me atreví a proponérselo a Angela, que ya tenía suficiente con mantener la compostura.
De vuelta a la superficie, cogimos la carretera con destino hacia la ciudad de Alba Iulia, pero por cosas del destino y del Booking.com y el Google Maps acabamos en otra ciudad y tuvimos que darnos la vuelta y bueno, que al final tardamos el doble en llegar. Al menos llegamos a la hora del check-in...
La visita a Alba Iulia nos ha dejado bastante fríos y si alguien nos preguntara no la pondríamos en el top 10 de nuestras recomendaciones. A pesar de ello ha tenido sus MOMENTOS (poned voz ominosa).
Uno de los bastiones de la ciudadela
Lo que hay que ver en Alba Iulia es la ciudadela, que es una fortificación del s. XVIII que alberga el casco antiguo y en la que solo hay edificos "oficiales", es decir, no hay viviendas. Todo el interior de la ciudadela está muy cuidado y se nota el esfuerzo por conservarlo y enseñarlo. El fuerte fue construido sobre lo que había sido un castro romano hogar de la Legión XIII Gemina que se estableció aquí y acabó atrayendo a la población dacia local para formar el núcleo poblacional. La ciudad ha pasado por diversas épocas de conflicto y diferentes dominios, de estar gobernada por los húngaros durante mucho tiempo a convertirse en parte del estado rumano creado en la unificación de finales del siglo XIX. Es interesante que hay una narrativa de construcción de nación en mucho de lo que se cuenta de la ciudad en sus monumentos ya que es aquí dónde se firmó la unificación de Wallachia, Transilvania y Moldavia para dotar al Reino de Rumanía de unas fronteras más amplias. Hay muchas instancias de exaltación de héroes locales que conforman una mezcla interesante ya que, junto a los héroes rumanos de las revueltas campesionas contra los dominantes húngaros, se encuentran héroes húngaros también locales que lucharon contra los invasores turcos, así que hay una especie de ecuanimidad que aglomera las dos identidades y nacionalidades para aunarlas en la idea de Rumanía como país.
Como aquí se firmó la Unificación, la sala en la que sucedió está abierta al público de forma gratutita, así que pensamos verla. Pero antes Pablo dijo: "Vamos al Museo de la Unificación para empaparnos de Unificación antes de verla."
El museo ha sido una experiencia y algo que se debe analizar en los estudios de museística.
El museo de la Unificación tiene tres plantas que cubren desde la prehistoria hasta la Unificación propiamente dicha, pasando por la etapa romana y la Edad Media. Es una especie de recorrido cronológico con salas que cubren siglos de historia en una vitrina sin poner más que los siglos que abarca lo que está expuesto pero los objetos no tienen fechas ni pone dónde se ha encontrado o en qué contexto. A este lío se suma que parece que el museo en sí mismo está congelado en los años 80, con sus moquetas, cortinas y paredes algo destartaladas. Es verdaderamente extraño. Es cierto que el poco texto explicativo de las salas que hay está exclusivamente en rumano pero la cantidad que hay parece insuficiente para dar una verdadera visión de lo que se expone. Nuestra impresión es que todo está orientado a una contrucción del relato de nación basado en la ocurrencia en un determinado lugar geográfico de eventos históricos, más o menos relevantes para esa meta. Así que entre que no era lo que esperábamos, que estaba todo en rumano y que no tenía mucha enjundia, nos hemos quedado un poco descolocados. Por supuesto, yo he aprovechado para hacer sangre de las palabras de Pablo antes de entrar.
Uno de los múltiples pasillos del museo
Aquí el problema no es tanto que esté viejo, es que está descuidado y da penilla
[Comentario de Pablo] Tampoco aquí las fotos harán justicia. Realmente el museo era un meta-museo, un museo de sí mismo como pieza museística. En plan "performance", yo colocaría una tira de papel enorme pegada en la fachada que pusiera "Muzeul Național al Unirii. Epoca modernă." escrito a máquina. Pero incidiendo en la impresión que comparte Angela de que era esencialmente un relato, es que lo era. Un relato que venía a decir "en esta región han pasado cosas importantes, gentes importantes, batallas importantes. Tenemos vasijas, monedas y espadas. Tenemos crónicas romanas, tenemos gentes valerosas y broncas religiosas. Tenemos terroristas que a la postre hemos convertido en mártires. Y al final tenemos un estado de menos de 125 años (la exposición data de 1975). ¿Quieres todo este patrimonio para ti? Es tuyo si te emocionas con el estado-nación de Rumanía. Todo lo alucinante que ha sucedido en estas fronteras (aproximadas) te puede pertenecer si te alegras con la Unificación. ¡El Museo de la Unificación dedica tan solo el último pasillo de la tercera planta a la Unificación! El resto es un batiburrillo arqueológico confinado a unas fronteras "a posteriori".
La verdad es que durante la cena, comentando el tema, algunos problemas nos han recordado a un museo (que por reciente no era menos problemático) que vimos en León hace tres o cuatro años y que se deshacía hablando de los Ordoños, los Sanchos y las Urracas sin contexto histórico alguno, como si hubieran existido en un vacío extraño en el que la parte musulmana de la península era representada en una luz bastante negativa. Nos pareció una vergüenza.
En el paseo por la ciudadela, nos colamos en una zona en donde pudimos ver un montón de material de recreación
Tras el museo vistamos la Sala de la Unificación, que está en frente y nada, nos fuimos a dar una vuelta por la muralla (20 lei por cabeza y no aporta mucho), la catedral católica de San Miguel, de un estilo románico tardío y, lo mejor, el Museo Principia.
Una muestra del yacimiento, el hombre de la derecha fue nuestro "informador"
Este último museo está dedicado a la historia romana de la ciudad. Muestra la legión que se estableció, cómo se construyó la fortaleza romana y la población a su alrededor y cuenta con algunos restos de la misma. Lo mejor fue el hombre que nos lo estuvo contando, que derrochaba entusiasmo por todo lo que estaban encontrando, lo que esperaban encontrar y las dificultades pasadas y presentes para preservar este patrimonio. Por ejemplo, nos contó que el museo (que es una especie de bóveda que cubre los restos romanos) está financiado al 100% por la UE y que tienen muchos problemas para encontrar financiación en general. Quieren seguir excavando y tienen proyectos para ello porque saben de muchos puntos repartidos por la ciudad en los que hay restos de villas y otras estructuras. Nos fuimos muy contentos, no tanto por lo que se ve, que ese tipo de cosas ya hemos visto un montón en España e Italia, sino por el contexto histórico y la perspectiva de la conservación a lo largo de los siglos. Nos comentó que había un museo nuevo mejor pero para cuando salimos ya estaba cerrado, así que será para otra ocasión.
[Comentario de Pablo] Esta persona del museo hizo un comentario sobre la naturaleza "mixta" de Rumanía "salarios rumanos pero precios europeos" para justificar el que estos proyectos avanzaran tan lentamente. En la "cesta de la compra" no hemos visto "precios europeos" pero investigaremos más sobre este asunto. Sin duda mantener el RON (lei) como moneda en lugar del € tiene como ventaja exportar comparativamente más barato en el mercado de la Unión Europea.
Alba Iulia por la tarde es este tipo de lugar
Tras esta visita y un refresco en la plaza central de la ciudadela hemos dado por concluída nuestra visita. La siguiente etapa nos llevará a Sibiu.
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