Una de mis aficiones preferidas son los juegos de rol. Lamentablemente no es muy fácil poder reunir al grupo de juego y ponerse a jugar cada vez que a uno le apetece o con la frecuencia que a uno le gustaría. Una solución que a mí me funciona™ son los videojuegos de tipo RPG, especialmente aquéllos en los que tienes libertad para crear tu propio personaje. Hay una larga lista de juegos que entran en esta categoría: The Elder Scrolls, Pillars of Eternity, Mass Effect, Saints Row, Dragon’s Dogma, Shadowrun, Fallout, Dragon Age,… y eso sin contar los MMORPG. Hay multitud de posibilidades. Cuando me propongo rolear en uno de estos juegos trato de seguir unos pasos muy similares a los que sigo cuando me creo un personaje para un juego de rol analógico y que me ayudan a sacarles el máximo partido rolero.
Mi primer paso es exactamente el mismo que en un RPG tradicional, es decir, tomar las decisiones sobre el tipo de clase y especie que voy a jugar y el sexo de mi personaje. En muchas ocasiones estas decisiones no tienen un gran impacto en el juego pero merece la pena tenerlas en cuenta para ir haciéndose una idea general y porque además en los juegos en los que sí hay algún impacto, por pequeño que sea, ayudan con la inmersión general y la visión del mundo que mi personaje pueda tener. Un par de ejemplos fáciles son Skyrim y Dragon Age. Tanto en Skyrim, si se elije un no-humano, o en Dragon Age si se juega un elfo, qunari o mago, hay ciertas instancias en las que el entorno es algo más hostil, lo que se puede traducir en desconfianza o directamente en comentarios racistas que algunos NPCs te dirigen. Una buena pregunta es: ¿cómo reacciona el personaje a esto?
Tras este paso, empieza la ardua tarea de crear una cara. Lo que suelo hacer mientras voy creando las facciones y apariencia es pensar en cómo será más allá del transfondo que pueda darte el juego. ¿Qué motivaciones tiene? ¿Por qué está dónde está? ¿Qué decisiones importantes puede haber tomado en su vida? ¿Qué opina de cosas que puedan ser relevantes en el mundo al que pertenece? Mi objetivo es formarme una idea de su personalidad e ir aproximando su apariencia física al concepto que me he ido formando de ella. A veces es útil tomar notas. Digamos que parto de un headcanon de mi personaje y hago que no exista en un vacío, que tenga una historia personal adornando lo mucho o poco que el juego proporcione, por ejemplo, en Skyrim el personaje es una hoja completamente en blanco pero en juegos como Dragon Age, Mass Effect o Pillars of Eternity hay un punto de partida. En todos estos casos se puede aportar algo más. ¿Tiene familia? ¿Amigos? ¿Enemigos? Si es así, ¿qué relación tiene con ellos? Tampoco se trata de escribir páginas y páginas de trasfondo sino unas cuantas notas relevantes.
Este punto es muy importante para mí porque es esta idea inicial de cómo será mi personaje lo que luego me servirá para guiarme y tomar decisiones a lo largo del juego. En Skyrim tengo dos personajes, Aeryn y Derra. Aeryn es una maga-asesina que tendería a un alineamiento caótico, va por libre y hace las cosas según crea que va a sacar mayor provecho. Con esta idea, tiene sentido que no le preocupen lo más mínimo los eventos más relevantes del juego, es decir la guerra civil y la aparición de los dragones, en su cabeza el caos de estos eventos es la situación perfecta para poder hacer lo que le dé la gana mientras que la gente se preocupa de otras cosas. Derra sin embargo es una guerrera Nord heroica, que quiere ayudar a su tierra. Así que tanto la guerra civil como el problema de los dragones son sus prioridades. Siguiendo este sistema me obligo además aceptar las quests en función del personaje. No tiene mucho sentido que una guerrera “legal” se dedique a robar o a aprender magia o que una maga caótica vaya ayudando a la gente porque sí. Estos enfoques hacen que cada vez que juego a Skyrim con una o con otra la percepción que tengo del juego varíe ligeramente ya que al rolearlas no percibo a los mismos personajes como aliados o las situaciones que me encuentro no tienen la misma evaluación de amenaza o no.
Muestra de algunos de mis personajesPara mí rolear mis personajes en un videojuego me supone un extra de diversión que me obliga a plantearme a veces si la decisión que estoy a punto de tomar es consistente con la personalidad y experiencias de mi personaje o estoy dejando que mis propias preferencias se interpongan. Hay cosas por las que nunca pasaré, eso lo tengo claro y hay ciertos temas que son constantes en todos mis personajes, especialmente en lo que se refiere a cualquier cuestión machista, racista o de extremismo religioso, ya tengo bastante de los tres en mi vida real, pero en lo demás es genial la sensación de dejar que tu personaje tome sus propias decisiones y acarrear con las consecuencias.
Por supuesto que hay juegos que favorecen más el roleo que otros, a veces como resultado de poder tomar decisiones más o menos complejas, o con interacciones de mayor profundidad, y otras veces como resultado directo del gameplay o la temática. Hace poco terminé Saints Row IV y, aunque el juego me ha gustado mucho, en términos de roleo no le he sacado demasiado partido. Creo que hay un par de razones principales, una es que el personaje tiene una personalidad muy muy definida y otra es que al ser absurdamente excesivo invita a dejarse llevar de una forma no muy reflexiva.
Para ser sincera, soy capaz de rolear personajes predeterminados también si me meto muchísimo en el juego, incluso en juegos en los que el jugador no tiene ningún poder de decisón sobre el comportamiento o personalidad del personaje. Para que esto ocurra el juego tiene que gustarme mucho y el personaje debe despertar mi simpatía o empatizar con él de algún modo. Algunos casos recientes han sido Corvo Atano (qué ganas de probar a jugar con Emily!), Altair, Ezio Auditore o Adam Jensen (en inglés).
Imagen destacada: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Role-playing_video_game_icon.svg
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