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Japón: japonés en Fukuoka by ghilbrae

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Hace muchos años ya me había planteado que quería hacer algún curso de japonés en Japón, así que cuando empezamos a pensar en este viaje resurgió con un ¿por qué no ahora? Estuve mirando y en seguida pensé que sería interesante hacerlo en un sitio que no fuera ni Tokyo ni Osaka, que son los obvios. Encontré una academia con varias sedes por el país y me decidí por Fukuoka por la facilidad de llegar en tren (a pesar de las 5 horas) y el hecho de que en esta sede el mínimo de edad de los alumnos es de 30 años. No me apetecía estar en una clase con niños de 19, ¡qué pereza!

Fukuoka es la ciudad más importante de la isla de Kyushu y es un puente claro con Corea del Sur y otros países de Asia. Es una cudad portuaria de algo más de 1.5 millones de habitantes en su área metropolitana. La escuela está situada en la estación central de tren, la Estación de Hakata, en la que hay además un enorme centro comercial.

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Llegamos a Fukuoka la noche del domingo y, paseando por uno de sus canales artificiales, tomé esta foto. Representa bastante bien una forma de sentir la ciudad

Las clases a las que estoy asistiendo van de 9:30 a 12:30 de la mañana y algunas tardes hay actividades a las que te puedes apuntar para practicar más o aprender sobre la cultura japonesa. Las clases son en japonés así que la exposición al idioma se supone que es constante. Ya os podéis imaginar que en los descansos el inglés es el idioma universal entre los estudiantes. Una servidora es la única española. Hay varias alemanas, una holandesa, un par de australianos, algunas de Singapur, de Hong Kong, Corea, India, un buen número de Taiwán y un estadounidense. Por lo que he podido ver, las europeas estamos por afición, los asiáticos por tema laboral y los australianos un poco de todo. Está claro que la situación geográfica es determinante en la necesidad de estudiar un idioma como el japonés.

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Angela haciendo sus primeros deberes del curso de japonés

Por ahora no hemos explorado Fukuoka juntos, llevamos diferentes horarios y además yo tengo deberes, pero sí que hemos hecho algunas incursiones por separado. Mi primera excursión con la escuela fue a un partido de béisbol, que es el deporte más aburrido de la historia. El partido enfrentaba al equipo local Softbank Hawks con los Orix Buffaloes de Osaka. El estadio no estaba al completo pero había mucha gente para ser un martes por la tarde y me pareció muy intersante ver el tipo de gente que asiste un partido un día cualquiera. Se veía un poco de todo: gente retirada, estudiantes de colegio, gente recién salida de trabajo, madres con niños pequeños, etc. Una pequeña muestra de los habitantes de la ciudad.

Tal y como observamos hace muchos años cuando fuimos un rato a un partido en Hiroshima, los espectadores se comportan con muchísmo respeto y se entregan a sus cánticos y ánimos con alegría. Cada vez que le tocaba a un equipo estar en la posición de bateo sus fans se pasaban el rato cantando y animando al bateador y al cambiar los equipos se callaban y los fans del equipo contrario tomaban el relevo. Es digno de verse.

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Exterior del estadio

El estadio estaba fenomenal, tenía un techo movible que estaba cerrado (imagino que por el calorazo) y había pantallas por todos lados que estaban constantemente poniendo publicidad, anunciando al siguiente jugador, o celebrando las jugadas, ya os digo que esto ocurrió poco porque no pasaba naaaaaadaaaaaa. Yo pensaba que el fútbol era aburrido, pero esto está en otra escala. Los que fuimos nos pasamos el rato tratando de entender las reglas y observando al público. El estadio me pareció muy cómodo, en seguida se llega al asiento, los baños son frecuentes y están limpios y hay multitud de opciones de comida en el pasillo de acceso a las gradas. Me impresionó lo bien que estaba diseñado todo y lo fácil que era moverse por allí.

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Las pantallas

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Un momento del partido

El partido empezó con el equipo visitante haciendo un homerun y luego nada, casi tres horazas de un vacío infinito. No sé cuánto sabéis de béisbol pero hay 9 entradas (como 9 sets), pues en la séptima por fin los Hawks hicieron una carrera y el estadio casi se vino abajo, así que nos unimos a la celebración y empezamos a animar junto a un señor que estaba a tope de energía y que llevaba carteles y dibujos para animar a cada uno de los jugadores del equipo. No sé si por el ambientazo o qué pero los Hawks parece que estaban más despiertos y en la octaba entrada hicieron otra carrera. Ni os imgináis, todo el mundo cantando (diferentes canciones para momentos o jugadores diferentes), con las banderas ondeando y los bailecitos que hacen con unos mini bates que llevan. ¡Una fiesta!

Cuando terminó el partido, empezaron con los focos, los saludos al público y unas palabritas de los que creo que eran los dos jugadores más relevantes (no sé si del partido o del equipo). Os dejo un video de diferentes momentos en el que espero que se aprecie el jolgorio de la victoria y el talento de los fans abanderados.

Las sensaciones tras el partido son variadas y a lo que ya he comentado del ambiente, el aburrimiento y la gente, he de sumar también la de derroche absoluto de energía y recursos. La cantidad de plásticos que se desecharon en este evento fue increíble y la energía que se debe necesitar para iluminar todas esas pantallas constantemente debe ser considerable (aunque sean LED). Ya teníamos en el pasado la impresión de que Japón es un país en el que se derrocha mucha energía y ahora, con una mayor conciencia del problema global que esto supone a mí me deja aún más desconcertada que, en apariencia, el consumo no parezca haber ido a menos. Tal vez sea un tema pendiente para investigar estos días.

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