El primer fin de semana en Fukuoka decidimos escaparnos a Nagasaki. Estuvimos mirando opciones cómodas en tren y ésta es por la que nos decantamos. Originalmente, antes de venir, habíamos pensado en un enfoque más agreste e intentar hacer alguna ruta en alguno de los parques naturales que hay en la isla de Kyushu pero con el calorazo que hace la mejor opción es un plan urbano para poder tener un aire acondicionado a mano en cualquier momento.
Salimos el sábado por la mañana con la idea de llegar a Nagasaki a la hora de comer, entre las 12.30 y las 13. Se tardan casi dos horas en llegar ya que el servicio de tren que hay entre Fukuoka y Nagasaki no es estrictamente el famosísimo tren bala, el shinkansen. Se va en un tren normal hasta un punto y luego se coge un shinkansen hasta el final. Se supone que en algún momento la idea es que el tren bala una las dos ciudades pero parece que por ahora no hay una fecha programada.
Llegada a una de las varias paradas del trayecto en tren
Mientras íbamos en el tren nos fuimos encontrando con mucha gente que llevaba una camiseta con el mensaje Go West. Pensamos que se trataba de algún equipo de algo y que los seguidores se iban juntando a lo largo del recorrido del tren. Sin embargo, al llegar nos encontramos que iban todos a una celebración del tercer aniversario de la llegada del shinkansen a Nagasaki, lo cual explicaba por qué las camisetas y letretos decían GoWest3. Junto al centro comercial de la estación de tren principal había una pequeña feria con puestos de comida, actividades y venta de productos locales.
Tras dejar la mochila en el hotel que habíamos reservado al lado de la estación, un hotel de la compañía de trenes Japan Rail, decidimos comer algo en la feria antes de ponernos en marcha. Una servidora se animó a probar unos onigiri (triángulos de arroz rellenos) de pescado, uno de arenque y el otro de una delicia local llamada mentaiko. Aquí me armé de valor porque el mentaiko son huevas de bacalao aliñadas en este caso con un aliño picantillo. Por muy famosas que sean yo me quedé tal cual, estaban bien si te gusta el pescado porque tenían un sabor muy intenso a pescado, de lo cual me alegro porque ese momento en el que estás comiendo un pescadito al horno tan feliz y hay un trozo con huevas es... puaj. Por si hay curiosidad, Pablo se comió un perrito caliente y unas patatas fritas, entregándose a la fritanga y la grasaza.
Angela pensativa bajo una carpa temporal con mesas y sillas para comerte lo comprado. Mucho ambiente familiar
[Comentario de Pablo: Mi perrito caliente de Rey's Hotdog con 23 seguidores en Instagram, ahora 24, acompañó muy bien unas patatas fritas extrusadas hasta medir 35cm con un poco de ketchup. Fast food fusión.]
Para sorpresa de nadie hacía un calor que te mueres. Sí, yo tenía calor, muuuuucho calor tanto calor que decidí que me iba a comprar unos pantalones de hilo o algo antes de terminar el día porque los vaqueros mal mal. Pero bueno, para evitar el calor nos fuimos andando a una tienda de cámaras de fotos por si sabían algo de la infame Yamato que Pablito anda buscando. Andando. Casi muero, igual estoy ya con los sofocos o es que hacía mucho calor, no sé, pero fue un horror. El caso es que el hombre tampoco tenía ni idea. Estoy empezando a pensar que esta cámara es parte de una conspiración occidental para trolear a los japoneses (y a Pablo) con una cámara que no existe.
[Comentario de Pablo: la cámara existe porque yo tengo una averiada en Madrid, pero es verdad que empiezo a pensar que no voy a tener mucha suerte. Nagasaki, como muchas ciudades japonesas, no tiene apenas árboles o áreas de sombra así que si hace mucho calor húmedo, un breve paseo de 15 minutos se vuelve insoportable. Esto me recuerda cuando en España se decía que los turistas japoneses iban todos en comandita bajo un sol de justicia por las calles de, pongamos, Toledo. Nos apadiábamos de ellos pero, en realidad, la mayoría están acostumbrados a un clima más hostil en los meses de verano.]
El objetivo real de la salida vespertina era ir al Museo de la Bomba Atómica de Nagasaki, que es interesante y tiene aire acondicionado. El museo no es excesivamente grande y cubre los hechos del 9 de agosto de 1945, explicaciones sobre la bomba, los efectos de la misma y la radiación, testimonios y objetos de sus víctimas y multitud de declaraciones por la paz y los tratados de no proliferación de armas nucleares. La primera parte de la exhibición está centrada en una serie de reproducciones de los efectos de la bomba en edificios y estructuras, haciendo especial mención a la Catedral de Uramaki y desde ahí va enlazando las exhibiciones con objetos más personales o cotidianos para ilustrar los efectos de la bomba. También hay algunas imágenes de las víctimas ya sean cuerpos carbonizados o las quemaduras y posteriores enfermedades que se sucedieron. Al igual que en el de Hiroshima (que visitamos hace 15 años) se recuerda también que hubo víctimas coreanas y chinas traídas aquí como mano de obra a la fuerza durante la ocupación japonesa antes y durante la guerra.
Una foto del parque de la paz, cercano al museo
El museo nos "gustó" pero yo recuerdo tener una sensación más intensa en el de Hiroshima, no he querido releer el post de entonces para no contaminar éste, pero he de reconocer que me ha dejado un poco fría. El museo está bien y es interesante pero es como si le faltara algo, no sé muy bien qué es. Tendré que seguir dándole una vuelta a ver si doy con ello. En cualquier caso, algo que notamos los dos es que los dos museos parecen existir al márgen el uno del otro, no hay casi ninguna mención o referencia cruzada entre ellos, como si fuern puntos aislados sin conexión. Es un poco raro e imagino que tendrá algún motivo, no sé si político o qué.
[Comentario de Pablo: Me pasó lo mismo. Creo que el museo de Hiroshima se centraba más (y antes en el recorrido) en los testimonios de las víctimas mientras que el de Nagasaki dedica más de la (primera) mitad del museo a mostrarte lo bestia que fue la bomba (un 80% más potente que la de Hiroshima) a través de todo tipo de restos de edificios destruidos u objetos deformes por el calor. Insistían mucho en "fíjate, estas monedas se fusionaros entre sí y eso que estaban a 1.2km del hipocentro de la explosión". Indudablemente, captas el mensaje del infierno en la tierra, pero para cuando llegas a los testiminios de los supervivientes yo estaba un poco saturado de datos técnicos.]
Angela observa una campana por la paz en el parque de la paz
Angela posa rara
Hay numerosos minimonumentos a las víctimas (y a sus nacionalidades) y en la mayoría se ven botellas de agua o similar. El motivo es simple; tras la explosión se sucedieron innumerables incendios por toda la región y los efectos de la radiación solo acentuaron la desesperación por beber agua por parte de los supervivientes (que normalmente morían igualmente al cabo de unos días). La gente intenta ofrecer agua a esas almas en pena que imaginamos aún suplicando agua mientras vagan por la desolación más absoluta.
Al parecer Nagasaki fue fundada por los portugueses en el siglo XVI y fue uno de los escasos puertos en los que se permitía el comercio exterior en Japón. La ciudad se encuentra en un cabo, rodeada por suaves montañas entre las que discurre un río. Si bien la ciudad no es especialmente interesente a nivel arquitectónico (algo que le pasa a muchas ciudades japonesas) el entorno es fantástico.
Arquitectura típica urbana japonesa. A veces no sabes si las casas están habitadas o no. La ventana de abajo en el centro de la imagen mostraba unas minúsculas macetitas así que supusimos que alguien vivía allí
Con la idea de disfrutar un poco de las vistas nos fuimos al teleférico que sube al Monte Inasa. Había gente pero no demasiada, así que a eso de las 18 nos encontramos en la base. Sale una góndola en cada sentido cada 15 minutos y el trayecto dura 5 minutos.
En el funicular. Apretados y con calor, el abanico se hacía indispensable
La cima tiene un mirador muy majo y bastante amplio desde el que se puede disfrutar de las vistas de la ciudad, de las laderas y montañas entre las que se sitúa y del mar.
Vista hacia el oeste, aprovechando el filtro ND de mi Fujifilm X100VI
Le pedimos a otro forastero intercambiar el favor de hacer fotos de calidad
Dos fotos muy parecidas en composición. A la izquierda con la Fujifilm X100VI y a la derecha con la Instax mini Evo.
[Comentario de Pablo: Las vistas eran muy buenas. Tuvimos la media hora previa a la puesta de sol y luego otra media hora tras ella. Nagasaki se extiende como un enorme embalse de edificios por entre los valles, subiendo casi hasta arriba de algunas colinas. Fue muy agradable ver cómo se iban enciendiendo las luces "de abajo a arriba" en función de cómo el sol iba ocultándose para diferentes alturas.]
Nosotros llegamos a buena hora para poder ver el mar y los bosques, disfrutar de la puesta de sol y apreciar la vista nocturna de la ciudad, que aparentemente es la tercera más bonita después de Mónaco y Shanghai.
Un robado en donde aprecia cómo Nagasaki se abre al mar entre las colinas
La enésima foto de una puesta de sol
Una luna casi llena sobre Nagasaki
El tema de la cena fue interesante. Nos habían dicho que encontrar sitios para comer era fácil y entre eso y que nos dejamos guiar por lo que parecía la zona más bulliciosa según el Maps acabamos en un conjunto de calles en las que había gente pero no tanta. ¿Bulliciosa para quén? me sigo yo preguntando. Intentamos ir a un sitio de pescado a comer con poco éxito porque estaba lleno, así que dimos unas vueltas hasta que acabamos en una tabernilla que daba cosica. Viendo el panorama y que estábamos solos pedimos lo único que le quedaba al señor (eran las 8 y ya había vendido lo más popular) y nos piramos de allí con hambre después de que nos hiciera un par de trucos de magia. Era mago según nos dijo aunque la magia habría sido encontrar algo limpio en ese lugar. Ains!
[Comentario de Pablo: "mayishian" dijo el japonés babyboomer hippilongo. El sitio era un garito tremendo que otra gente llamaría "quaint". Entramos tan respetuosos en este puesto callejero hecho tasquilla que el dueño no nos oyó y cuando se giró para alguno de sus quehaceres y nos vio de frente se llevó un sustazo que hasta exclamó bien alto. Las minigyozas, de verdura y carne de cerdo, son típicas de Nagasaki, y la verdad es que estaban ricas.]
La puerta del susodicho local
Dimos un par de vueltas más y aunque vimos algunos sitios prometedores yo empecé a sospechar un poco de los anuncios de que tenían disponible kujira. Está claro que mi cerebro había visto esa palabra antes y estaba enviando señales de peligro.
"Kujira = ballena" y mira, pues ni de broma me voy a meter en un sitio en el que sirven ballena, me da igual que tengan otras cosas, yo no me gasto el dinero ahí.
Así que un poco hartos nos fuimos a la cadena japonesa de hamburguesas Mos Burger, ya que teníamos buenos recuerdos de la última vez. No creo que volvamos. Recordábamos mucha mejor calidad en la carne, la presentación y el sabor, así que con unas tristes hamburguesas en el estómago nos fuimos de vuelta a la estación en la que ya ni había evento ni nada abierto en el centro comercial. Al menos pudimos darnos sendas duchas y, ya fresquitos y limpios, sentarnos a ver la tele japonesa... una experiencia cultural o más bien de choque cultural entre los cortes publicitarios cada 2 minutos y que todas las cadenas parecen Telecinco no entendíamos nada. Lo mejor que vimos fue un programa infantil (a las once de la noche) en el que un señor muy raro explicaba la física de los puentes de manera muy educativa.
Como ya no sabíamos qué más hacer en Nagasaki que no fuera en el exterior al día siguiente decidimos volver a Fukuoka pronto y visitar el Museo de la Ciudad, mientras hacíamos tiempo para el tren nos ocupamos en el centro comercial comprando unos pantalones en el Uniqlo tan ligeros como sosos. La moda japonesa es otro choque cultural, pero bueno, quién haya ido al Uniqlo ya sabe de qué va en un 80%.
Paisaje desde el tren
El Museo de Fukuoka está en un edificio bastante grande en el que hay una parte en la que se hace un recorrido por la historia de la región y luego otras áreas para exposiciones temporales. La entrada es muy barata, sólo 200 yenes, y da acceso a la exhibición histórica y a una de las salas temporales. Nosotros nos centramos en la de historia que empieza en la prehistoria y las primeras evidencias de ocupación humana en la región hasta la actualidad. Por supuesto está todo en japonés con algún pequeño letrero en inglés, chino y coreano en los puntos más relevantes. En cualquier caso, se puede ir siguiendo todo con QRs en los que se accede a explicaciones de audio o texto en varios idiomas.
El King of Na Gold Seal es la joya de la colección, no solo por la valía de la pieza sino porque representa una "prueba" del reconocimiento de un estado-reino en esta región de Japón. Este regalo era una forma de decir "Eres alguien soberano" y eso para mitos fundacionales o legitimaciones territoriales es un gran espaldarazo.
El recorrdio está bien y es bastante moderno. Viendo la exposición está claro que prácticamente todo ha llegado a Japón a través de China y Corea: la agricultura, el budismo, la filosofía, formas culturales, etc. No puedo comentar sobre el contenido de las explicaciones en japonés pero en inglés está implícito. Lo que quiero decir es que no se habla de oleadas migratorias, por ejemplo, pero se dice que la agricultura del arroz llegó de China o la costumbre del té.
Una de las múltiples piezas, en esta ocasión de la edad de bronce con diseños muy reconocibles
Creo que lo más interesante que yo saqué de la narrativa del museo es que Fukuoka por su cercanía con el continente ha sido el gran punto de entrada de ideas y gente al archipiélago japonés desde la prehistoria. Veremos a ver si vamos a Hokkaido más adelante, qué averiguamos allí porque ya sabemos que la población indígena de Hokkaido, los Ainu, pertenecen a un grupo étnico diferente del resto de Japón, con los problemas que eso tiene.
[Comentario de Pablo: El museo está bien aunque sin saber japonés te quedabas sólo con una versión superficial. Me gustó que se esforzaban en mostrar que han tenido varias etapas diferenciadas (sobre todo a partir del siglo III) en lugar de mezclarlo todo en una especie de edad media feudal mítica, como nos pareció en Corea del Sur. Como punto negativo, la ausencia total de mujeres relevantes en la historia de Japón (la narrada, pero intuimos fuerte que también la real) ofrece un panorama muy complejo para los tiempos actuales.]
Aún nos quedan cosas que contar de nuestra estancia en Fukuoka pero bueno, eso lo dejo para un post sobre la vida diaria que hemos llevado.
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