Parece que fue ayer la última vez que estuvimos en Japón pero han pasado ya 15 años, el horror... Hacía tiempo ya que queríamos volver pero entre unos viajes y otros, pandemias y la "obligación" de recuperar el japonés antes de venir, lo hemos ido dejando demasiado.
Cuando empezamos a planear el viaje además de la ilusión propia del mismo teníamos una cierta incertidumbre por lo cambiado que nos lo íbamos a encontrar. Ya sabíamos que hay muchas cosas que no son como eran, entre ellas la explosión del turismo, pero también la evolución natural de un país en 15 años. ¿Será cómo lo recordamos? ¿Qué será mejor o peor? Imagino que iremos viendo, aunque nuestra intención no es volver a los sitios en los que ya hemos estado anteriormente.
Nada más aterrizar, de camino al barrio de Roppongi, Angela ya anda consultando cosas en japonés
[Comentario de Pablo: cuando estuvimos en Irlanda hace poco, la notamos muy cambiada desde que fuimos en nuestra luna de miel en 2005 y, en buena medida, se había debido al turismo. Por eso conteníamos un poco la respiración ante el viaje ya que en los últimos años mucha gente de nuestro entorno ha ido de vacaciones a Japón]
Una parte importante de este viaje es que yo estoy haciendo un intensivo de japonés de dos semanas en Fukuoka, algo que me apetecía desde hace años y que espero que me dé un empujoncillo de soltura con el idioma. En cualquier caso, empezamos el viaje llegando a Tokyo como parada rápida antes de ir a Fukuoka. La llegada fue sorprendentemente indolora, vinimos en un vuelo directo desde Madrid en el que intentamos descansar todo lo que pudimos y al llegar, con la idea de meternos en el horario local lo antes posible, conseguimos mantenernos despiertos sin mucho problema hasta las 23.30. Somos unos campeones.
[Comentario de Pablo: un gran logro sobre todo si pensamos que había alerta roja por temperaturas altas y con la humedad de Tokyo eso significa que te quedas completamente aplatanado como te quedes mucho rato en la calle]
Ya habíamos dicho que la idea era evitar los sitios más típicos, así que lo primero que hicimos tras soltar los trastos y darnos una ducha fue irnos a Shibuya, esa Shibuya, la del paso de cebra más famoso del mundo. Como excusa diremos que íbamos a recoger nuestros pases de Japan Rail y que la estación de Shibuya era la que mejor nos quedaba desde el hotel, pero en cualquier caso empezamos saltándonos nuestro propósito de año nuevo, LOL. Como era viernes por la tarde pues... la zona estaba llena de gente.
Shibuya un viernes cualquiera
Nuestras primeras sensaciones fueron de familiaridad, nos sonaba todo: las luces, las calles, la gente, el ruido, etc. Fue realmente extraño ver que todo seguía igual en apariencia y que incluso podíamos recordar que había que ir por tal o cual calle para ir a determinados sitios. Cuando empezamos a fijarnos más ya notamos los cambios, comercios nuevos, rebranding de marcas locales que conocíamos y también la variedad de gente con la que nos cruzábamos. A mí también me pareció que las calles estaban más sucias que antes en esa zona.
Esta "streetphoto" tiene el punto extra de que parece un collage de dos
Sin mucho más que un paseo y una cena homenaje de bienvenida nos fuimos de vuelta a nuestro hotel en Roppongi a ver qué tal se daba la noche.
Cenamos muy bien en este sitio, KOIBUMI.
Tras dormir más de diez horas (Pablo también), nos levantamos con la idea de hacer un plan tranquilo y de interior. Con aviso rojo de altas temperaturas la cosa no estaba para dar tumbos por la calle, así que Pablo encontró una exposición en un museo cerca del hotel y allí que nos fuimos. La idea de la exposición 1999 Exhibition era explorar qué hubiera pasado si el mundo se hubiera acabado en 1999, ya sabéis... con aquello de que el año 2000 era el fin de los tiempos y tal. Más que una exposición era una experiencia en forma de una serie de habitaciones por las que íbamos en procesión siguiendo un recorrido que contaba una historia.
Una de las salas intermedias. Sacar la foto ya supuso salirse un poco del guion porque ibas en plan conga dócil
Como la historia estaba en japonés pues inferimos mucho y nos quedamos tal cual. Imagino que si hubiéramos podido entender lo que decían algunos montajes de sonido o leer los pocos carteles que había, nos habríamos enterado más ya que el hilo narrativo de la exhibición está desarrollado por un novelista japonés de cierto éxito. Todo tenía un baño existencial y de renacimiento muy reconocible de otras historias similares japonesas. No estaba mal, pero es una de esas actividades a las que vas y te quedas con la sensación de que has pagado más de lo que valía. Eso sí, merchandising tenían por kilos, posters, camisetas, llaveros, bolsas, cuadernos...
Cartel e imagen promocional de la exhibición
Como habíamos desayunado tarde y Pablo estaba empachado de la cena, nos saltamos la comida y nos fuimos al edificio de Fujifilm en Roppongi, Fujifilm Square. Es un sitio curioso si te gusta la fotografía y eres fan de Fujifilm. En la planta baja del edificio hay una tienda en la que venden una pequeña selección de sus cámaras, un museo de la historia de la fotografía, una tienda de cosmética (sí, a mí también me sorprendió) y un par de zonas dedicadas a exposiciones de fotografía. No es un espacio muy grande pero está muy bien montado.
La vitrina de las décadas 40 y 50 en cuanto a contribuciones de Fujifilm se refiere.
Nos dimos una vuelta por el pequeño museo y estuvimos curioseando hasta que se nos acercó un señor a explicarnos lo que estábamos viendo en los expositores y algunos otros detalles de lo que tenían allí (seguro que Pablo tiene más que decir). El caso es que nos comentó que la investigación que hace la empresa relacionada con el colágeno que se usa en la película fotográfica tiene como derivada la aplicación en la industria cosmética, así que tienen una marca propia de cosmética que, por supuesto, hace más dinero que la división de fotografía. Sin comentarios.
Carretes de Fujifilm de los años 30 y 40. Se puede leer ASA40 y ASA10, equovalentes a las actuales ISO40 e ISO10 que prácticamente nadie usa por necesitar velocidades de obturación muy lentas
[Comentario de Pablo: no me considero un fan incondicional de Fujifilm pero reconozco que me cae muy bien la marca. Hace diez años compré la Fujifilm X30, que me encantó pero que se medio estropeó hace unos años, y hace no mucho conseguí la X100VI, de pura potra, pues el fervor por esa cámara hace que haya listas de espera de 1 año. Este Fujifilm Square resultó un lugar acogedor y coqueto con una buena colección de artefactos antiguos y un repaso por la historia de la fotografía muy bien contada, sin querer ponerse en el centro de ella.]
Si creíais que tras el edificio Fujifilm habíamos acabado con la fotografía os equivocabais, la verdadera finalidad del viaje es que Pablo se compre una cámara de una marca jaonesa raruna y un objetivo muy guay para una cámara muy vieja que se ha autorrelagado y que ha costado bastante más que una Playstation 5, todo mal... La misión estaba clara y el lugar para acompeterla también: el barrio de Shinjuku!!! Otro de los sitios más concurridos de Tokyo!!! Si es que no tenemos remedio. Pablito se ha traído una lista de tiendas de segunda mano en las que quizá podría encontrar el susodicho objjetivo y, confiando en que una servidora pudiera preguntar en japonés por él, nos pusimos manos a la obra. Rápidamente recordamos que en Japón las tiendas pueden estar en una planta cualquiera de un edificio cochambroso de suelo pegajoso, así que nos pasamos un rato por las callejuelas de Shinjuku ascendiendo por escaleras que no pasan ningún control decente de seguridad husmeando en comercios con cámaras apiladas en cajas y vitrinas atestadas de lentes y accesorios. La búsqueda fue parcialmente exitosa, encontramos la lente pero no la cámara. Lo de la cámara fue la risa porque allí iba yo preguntando por ella y los de las tiendas me miraban con cara de póker, así que tenía que explicarles que era una cámara de una marca japonesa de los años 50 de la que no tenían ni idea.
[Comentario de Pablo: La cámara a la que hace referencia Angela es la Yamato Pax M4. En realidad, ya tengo una, en su variante estadounidense en donde en lugar de Pax la llamaron Pal, pero cuando la llevé a reparar en Madrid, unos me dijeron que no lo veían claro y otros que me cobraban 120€. Por ese dinero me debería poder comprar 2 en perfecto estado en Japón. Mi sorpresa es que es rara incluso para los japoneses así que, de momento, agua. El porqué quiero esta cámara excede el ámbito de este post.]
Con esta excursión y un paseo tipo "sin rumbo fijo" por Shinjuku, dimos por terminada la jornada tras cenar en una izakaya (taberna japonesa) unos yakitori.
Angela pensando "a ver cuándo traen la comida" en la izakaya
¡Ya están aquí los yakitori! Muy rico todo, por cierto.
Al día siguiente nos pusimos en camino hacia Fukuoka con un viaje de casi cinco horas en el Shinkansen (tren bala). Allí nos esperan dos semanas de curso y de Pablo intentando trabajar a horas muy raras. Pero eso ya lo dejamos para el siguiente episodio.
En el tren bala desde Tokyo hasta Fukuoka
En una primera anotación de las cosas que hemos notado diferentes en Japón tras 15 años y que percibimos nada más bajar del avión es que hay más extranjeros en general, no sólo muchos más turistas, sino mucha más gente de otros sitios (generalmente asiáticos) viviendo en Tokyo (no sabemos en otros sitios). También hemos notado que desde la última vez, hay letreros e información en más idiomas. Entonces era frecuente el inglés en algunos lugares y un poco de chino, ahora es fácil encontrar la información en chino y coreano además de inglés. Seguiremos informando.
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