El segundo día en Dublín decidimos dedicarlo al jardín botánico y posiblemente al castillo. En principio un plan de exterior porque se suponía que no iba a llover y, bueno, no es que haya llovido pero han caído unas gotas y ha amenazado varias veces dejándonos claro que en este país no te puedes fiar de que no vaya a llover aunque sea cinco minutos.
En cualquier caso, después de desayunar, nos hemos dado una caminata hasta el National Botanic Gardens en el noroeste de Dublín en el barrio de Glasnevin, como curiosidad hay otra localización fuera de Dublín en Wicklow.
El jardín botánico de Dublín tiene una extensión de algo más de 19 hectáreas en las que hay varios invernaderos temáticos, edificios de investigación, un centro para visitantes y, claro está, montones de árboles y plantas de muchos tipos repartidos por paseos o jardines amurallados.
También tenían una reconstrucción de una casita vikinga unifamiliar (5 personas) rodeada de los cultivos, arbustos y árboles que hubieran empleado
Detalle de uno de los pabellos victorianos, el "curvilíneo"
Para apreciar mejor lo que veíamos nos hemos apuntado a una visita guiada. La visita duraba aproximadamente una hora y con muy buena disposición nuestro guía Tim nos ha llevado a todo correr por parte del jardín para enseñarnos plantas curiosas, hablarnos de árboles especiales de varias partes del mundo o con propiedades interesantes e ilustrar la historia del jardín o la importancia de las plantas en sí mismas, ya no cómo fuente de alimentación, o materia prima, sino como muestra de poder económico o social, por ejemplo con la disposición de árboles en las grandes fincas o "estates" de los británicos en UK pero también en Irlanda demostraban tener el dinero para plantarlos, o como símbolo del control sobre la naturaleza y, por extensión sobre el territorio en el que los han plantado.
Los árboles que imponen, imponen mucho
Además Pablo ha aprovechado para comentar sobre las maderas mejores o peores para fabricar arcos o flechas cuando nos hemos topado con ejemplares de algunos de estos árboles.
Pablo posa feliz junto a nada menos que un Laburnum, el arbusto con madera semejante al tejo del que ha salido su último arco histórico
En resumen, nos ha gustado mucho la visita guiada y le hemos sacadao bastante partido. Una vez que ha terminado hemos charlado un ratillo con la otra persona que iba en el grupillo, una mujer egipcia muy interesada también en temas de trabajo comunitario en Cairo con proyectos de desarrollo de huertos urbanos y luego nos hemos ido a echar un ojo por alguno de los invernaderos y por un jardín de rosas un poco escondido que había también.
El Cedro del Líbano. La mujer, de origen egipcio-saudí, compartió que en el Líbano hay un monte sagrado lleno de estos árboles que es espectacular
[Comentario de Pablo] Los jardines botánicos siempre me han parecido interesantes pero con la afición reciente por tener un jardín y huertito urbanos medianemente cuidados estas visitas adquieren más valor. Este jardín botánico tiene algo más de un par de siglos y nació cuando Irlanda era parte del Imperio Británico. Los enormes invernaderos son de época victoriana aunque el más bonito, el "curvilíneo", as anterior a la revolución industrial y a los modos de fabricación "en masa" (para la época) de otros edificios del jardín.
Angela durante la visita al pabellón curvilínea. Creo que ésta era la parte dedicada a cultivos alimenticios (zona central)
De la visita me quedaría con tres detalles. Uno, la impotencia de Tim y de sus colegas para evitar la muerte por enfermedad de los fresnos por culpa de la "ash dieback disease" que probablemente acabe con la mayoría de los fresnos en Irlanda pues no se conoce cura fungicida para esta enfermedad. Dos, la insistencia de Tim sobre la relación de riqueza y poder con los árboles, ya fuera por valor económico o productivo o estatus y simbolismo. Tres, el protagonismo que se llevan los árboles frente a arbustos o plantas. Básicamente, Tim rellenaba los huecos en el recorrido entre árboles singulares con comentarios rápidos (que no desdeñosos) sobre el resto de la flora. Supongo que en la cabeza de los botánicos, un árbol de 200 años es 200 veces más valioso que todas los especímenes allí presentes del género Salvia, por muy curiosos que resulten.
A tope con las Salvias
Me fui muy contento por poder ver un ejemplar de Laburnum, el arbusto de cuya madera salió mi último arco y también muy sorprendido por la cantidad de ejemplares de Tejo Irlandés que había, quizá representativo del resto de la isla. Por cierto, Tim comentó que son muy habituales plantarlos en cementerios por ser tóxicos para el ganado (y así espantarlos). Yo había leído que el tejo era en culturas celtas un árbol sagrado en general (su toxicidad es practicamente total en todas sus partes) y que eso había derivado en su asimilación en lugares sagrados para el cristianismo, pero quizá haya parte de verdad en ambos relatos.
Un seto característico irlandés, incluidas las supuestas hadas que lo pueblan
[Fin del comentario]
Después de una comida ligera, hemos decidido que igual el castillo no merecía tanto la pena y nos hemos quedado por la zona para dar un paseo por el Cementerio de Glasnevin. Este cementerio es de origen victoriano, aunque sigue en uso y en él hemos paseado por entre las interminables hileras de cruces, mausoleos y monumentos funerarios de un gris estricto en la parte más antigua y ya mezclado con lápidas negras y doradas de época bastante más reciente.
[Comentario de Pablo]
El cementerio está pegado al jardín botánico aunque nosotros hemos dado una pequeña vuelta para entrar en él. Como el día estaba nublado, la imagen era muy romántica. No en vano es un cementerio de origen victoriano. Había numerosas lápidas que lloraban la muerte de tal persona y luego la de su pareja, sus hijos, sus parejas y descendientes... así hasta que la lápida no dejaba más espacio para seguir añadiendo nombres. En una de éstas, se decía estaban enterrados ocho de sus hijos "que murieron jóvenes" (se entiende que tanto como para no merecer ni listar sus nombres, recuerdo de la mortandad infantil de otros tiempos).
Parece casi una foto de un efecto dominó en diferentes etepas, algunas están a punto de desplomarse
El terreno había cedido en algunas partes y no era raro encontrar lápidas cuales torres de Pisa o directamente caídas y despedazadas. Otras, a pesar de llevar siglo y medio en pie, lucían como nuevas en mausoleos impertérritos con fechas en números romanos. Por cierto, no vimos ni una en gaélico irlandés, suponemos que bien por no ser costumbre, por no ser muy "imperial" o directamente por el objetivo de que el recuerdo fuera lo más accesible posible a cualquier paseante.
Foto que resumen perfectamente el cementerio
Cementerios como éstos, con mucha solera y personalidad, son un recordatorio brutal si no de la futilidad de la vida, al menos sí de su fugacidad. Tantas lápidas con tantos nombres, fechas e "in loving memory" gritando a la vez "¡fuimos!".
Todo esto no pudo evitar que soltáramos una carcajada cuando en el exterior del recinto, en una placa bien hermosa, se conmemorara a los vigías de una torre que en la década de 1840 evitaron que los ladrones de cadáveres (recientes) se llevaran los cuerpos para vendérselos a los estudiantes de medicina de la época.
[Fin del comentario]
Como se puede apreciar ha sido un día tranquilo en lo que se refiere a visitas, pero intenso en el caminar. Hemos evitado el centro aunque no conscientemente y hemos disfrutada a ratos del sol.
Mañana salimos de Dublín y empezamos el periplo por la isla. Nuestra primera parada será en la tumba prehistórica de Newgrange.
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