Cuando empiezo a leer un libro que trata de vampiros no puedo evitar compararlo con el primero que leí y que me encantó, Entrevispa con el Vampiro. A pesar de haber leído libros mejores, éste es siempre la referencia. Con Fevre Dream no podía ocurrir de otra manera, más aún cuando se desarrolla en el sur de Estados Unidos, en torno al Mississippi. Afortunadamente, ésta es toda la similitud que hay entre ellos.
Para mí el libro ha pasado por tres fases. En la primera, en la que los dos protagonistas Joshua York y Abner Marsh ponen en marcha sus planes, la historia discurre rápida y ligera, como empujada por una benévola corriente en el río. La segunda parte es algo más lenta, navega contra esa misma corriente, al igual que los planes de los dos caballeros, y en ocasiones me ha supuesto un esfuerzo seguir adelante. Sin embargo, en la última parte, el relato vuelve a encontrar su rumbo y recupera la agilidad y el interés.
En líneas generales es un libro entretenido, otra vuelta de tuerca al mito de los vampiros bastante en la línea de mis gustos personales y alejado de esa corriente de vampiros galanes que buscan redención y una buena chica, más o menos; lo que viene a ser una suerte de novela rosa disfrazada de género gótico.
Sin duda creo que lo que más me ha gustado ha sido Abner Marsh. Es un personaje tan alejado del tipo que me atraen, que el hecho de haberme caído tan bien y haberme mantenido tan preocupada por él no hace más que aumentar mi estima por el libro y por un autor capaz de despertar mi interés por una persona como esa. Refrescante.
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