En el último episodio habíamos llegado a Busan buscando buen tiempo y un poco chafados de que tuviésemos que seguir viendo ciudad en lugar de un poco de campito. ¡¡¡Qué ilusa!!!
El primer día, tras desayunar tranquilamente, se reveló el plan maestro de Pablo: ir a dar un paseíto por un montecito con fortaleza y templo que estaba a media horita en metro. Nos pusimos a mirar la guía y diversas webs y a mí el plan no me cuadraba nada de nada, el paseíto parecía más bien un paseazo con desniveles, calor, solazo, etc. Cuanto más lo miraba peor idea me parecía especialmente con la poca información sobre la ruta que venía en la guía y los poco halagüeños comentarios que nos estábamos encontrando en una búsqueda rápida en tripadvisor. La propuesta fue dejarlo para el día siguiente, cuando podríamos haber investigado mejor y planificado un poco, es decir, levantarnos antes.
El plan B de Pablo era un "parque" muy bonito con unas vistas del mar muy chulas. Como veremos, este plan tuvo lagunas y FAILS.
Parque Igidae
Haciendo caso a nuestra guía, cogimos el metro hasta una estación que era la más cercana a la entrada del parque y nos pusimos en camino. El trayecto fue el horror. Todo el camino fuimos por calles solitarias entre edificios de oficinas o moles de apartamentos bastante anodinos y, además, con un sol de justicia. El caso, es que después de una caminata de más de media hora llegamos al parque resoplando y sudando como pollos, ¡y aún no habíamos empezado el "paseo"!
Al llegar también nos dimos cuenta de que el "parque" es una colina grandecita y empinada. En fin, a pesar de todo, nos pusimos en marcha y fuimos siguiendo las señales para encontrar el inicio del camino que teníamos pensado seguir y que discurría más o menos paralelo a la costa.
La ruta marcada en rojo es la que íbamos a hacer, a ese lado está el mar
A ver, la ruta no está mal, las vistas están bien y eso pero no la disfrutamos todo lo que podríamos haberlo hecho y eso fue una pena. La raíz del problema ha sido realmente fiarnos de la guía (no es la primera vez que nos pasa en este viaje). Parece que quien ha escrito algunas cosas, como este paseo, no ha estado realmente en el sitio y ha hecho sus deberes. Por un lado, el metro no es la mejor forma de llegar, hay autobuses que te dejan más cerca y te ahorran un paseo extra entre edificios que no aportan nada. Por otro lado, la descripción del camino (pleasant walk) da a entender que es un paseo fácil y aunque no es difícil es empinado. Este esfuerzo no sería tan reseñable de no ser por el calor y la humedad altísima. En resumen, que entre que nos pusimos a andar tarde, la ropa poco adecuada para las condiciones y lo ya dicho, pues estuvo bien, por las vistas, pero regular tirando a mal por la "experiencia de usuario".
Las vistas de la ciudad durante el camino
De este tipo de edificios hay muchísimos
Después de la ruta y sudarlo todo, ¡no he pasado tanto calor ni en Valencia!
De vuelta al hotel y tras una merecida ducha, nos pusimos a hacer los deberes: si al día siguiente íbamos a ir al montecito, iríamos preparados.
La primera parada de nuestro plan de tarde fue ir a un mercado a comprar una mochilita en la que llevar comida y agua de sobra. Paramos en un mercado tradicional, es decir, un montón de calles en una suerte de cuadrícula en las que se apiñan un montón de tiendecitas y puestos de forma caótica y en las que puedes encontrar cualquier cosas, incluso mochilas. Mirando en unas y otras, llegamos a una en la que una señora que era una vendedora nata, nos acabó vendiendo la mochila.
Muy contentos con nuestra compra nos fuimos al barrio de Gamcheon, que según todas los indicios es un sitio muy recomendable para visitar en Busan. Al parecer era un suburbio pobre de la ciudad que unos artistas decidieron revitalizar. Esta vez no hicimos caso de la guía y, en vez del metro, cogimos el autobús. ¡Menudo acierto! El barrio está en una colina bastante empinada y el metro más cercano te deja al pie de la misma. El ascenso es una burrada: largo, empinadísmo y lleno de curvas, eso que nos ahorramos.
El caso es que al llegar nos encontramos con un mapa muy bien señalizado con el camino que debíamos seguir y en el que nos dejaba muy clarito que no debíamos salirnos del trazado para no molestar a los vecinos.
Vista de Gamcheon desde la parte más alta del camino
Después del paseo tengo una serie de pensamientos sobre la experiencia:
- Todas las casas pintadas de colores y desplegándose por la ladera de la colina son una vista preciosa.
- El camino que estás "obligado" a seguir está lleno de todas las cosas turísticas que te puedas esperar.
- Aún así, creo que es un acierto restringir (o recomendar) a los turistas a unas cuantas calles.
- El barrio se nota que sigue siendo una zona deprimida con sólo mirar a los vecinos. Aquí tengo sentimientos encontrados porque por un lado creo que la pobreza no es algo que uno deba ir a ver como turista, no porque no tengas que ser consciente de ella sino de que no es una atracción.
- Me pregunto cúanto beneficia a los vecinos que la gente vaya a ver la zona. El dinero que se gasta uno en una tiendecita, ¿se queda en el barrio?
Vista del barrio con Señor sonriente
Templo de una religión de tipo chamánico que nos encontramos en Gamcheon. Nótese la bandera de Corea con los ocho símbolos sagrados en lugar de los cuatro de la bandera
En resumen, que tengo diversas ideas al respecto de este lugar dando vueltas por mi cabeza.
Beomeosa
Como ya he dicho, la excursión del día siguiente íbamos a planearla bien. Decidimos ir sabiendo lo que nos íbamos a encontrar, así que estuvimos investigando y encontramos una web, komoot.com, en la que pudimos planificar la ruta, sacar perfiles de altura, dificultad del terreno, tiempo estimado, etc.
Vista del perfil dado por la aplicación
Sabiendo esto y con algunos consejos de Yami y Alex (¡¡muchas gracias!!) sobre la dificultad de esa primera subida sólo nos quedaba decidir si empezaríamos con la subida del infierno o si lo haríamos al revés. Empezando por la zona más baja, a la que se llega en un teleférico, y ascender más suavemente. Dejamos al decisión para el día mismo ya que las dos estaciones de metro están en la misma línea.
Al día siguiente nos levantamos prontito con la idea de empezar a andar en torno a las 9 ó 9.30 para ir más frescos. Compramos algo de fruta a las puertas del hotel en un mercado enorme muy parecido al del día anterior pero sólo de comida y nos pusimos en camino. Así sin darnos cuenta decidimos que mejor empezar por lo duro y nos fuimos hasta la estación de Beomeosa. Al salir pasamos por una farmacia para comprar crema para el sol y por un supermercado para comprar sandwiches y agua.
Con todo esto y un par de botellas de vitaminas que nos dio la mujer de la farmacia cogimos un taxi (unos 5 minutos de trayecto) y subimos al templo de Beomeosa, del que parten varias de las rutas de la montaña.
El templo budista de Beomeosa. Nótese que voy preparada con ropa de batalla y gorrete para el sol
Sin demorarnos mucho nos bebimos nuestras pociones de estamina y nos pusimos en camino.
No eran como esto pero os hacéis a la idea
¡¡¡Vamos a empezar!!!
Primer tramo de ascenso
El principio del camino asciende junto a un río unas formaciones rocosas escalonadas, bajo la sombra de los árboles y el ruido del agua. Como habíamos empezado pronto e íbamos a la sombra no hacía demasiado calor y, al menos en esa zona, la humedad era relativamente baja. Es importante saber que esta montaña se construyó una extensa fortaleza en el s. XVI (si la memoria no me falla). Hay cuatro puertas importantes (norte, sur, este y oeste) y diversas torres de vigilancia repartidas por la montaña así como una muralla que, por ejemplo, nosotros seguimos en paralelo durante una parte importante de la ruta.
La ruta consistía en ir de Beomeosa a la Puerta Norte y de allí a la Puerta Sur pasando por algunas torres de vigía y la Puerta Este, para terminar en la estación del teleférico. Algo más de 9km.
Sin muchos problemas llegamos a la Puerta Norte y decidimos immortalizar el momento, por lo que pudiera pasar.
¡¡Arriba esos Arqueros de Ithilien!!
La muralla cerca de una de las torres
Muy animados seguimos subiendo hasta llegar al punto más alto, después de esto sólo nos quedaba otro ascenso menos pronunciado en el último tercio y listo, ¡¡todo fácil!!
Vistas impresionantes de una ciudad estilo juego Sim City
En general, con nuestra buena planificación, la hora adecuada, una aplicación (komoot) que te guía por el camino para que no te pierdas y las vistas, el paisaje y el buen día salió todo fenomenal y lo pasamos muy bien. La ruta fue bien y aunque terminamos cansadillos no nos sentimos machacados, como el día anterior. Lo más cansado de todo fueron las malditas escaleras que hay en los tramos más empinados, ¡tantas escaleras! ¡no se acaban nunca!
Puerta Este
Tras llegar con éxito, y en un tiempo mejor del que esperábamos, a la Puerta Sur, nos dimos un descansito y nos fusimos de camino al teleférico. Por el camino nos encontramos con una ermita budista. El edificio era una casa normal moderna, pero en la pared de roca había una figuras talladas.
Además una excursionista nos instó a que bebiéramos de una fuentecilla porque decía que el agua era muy buena. Nosotros decidimos que debía ser un agua mágica que nos iba a devolver las fuerzas tras el esfuerzo :D
Esperando el teléferico, muy satisfechos con la excursión
Teniendo en cuenta que la ciudad crece entre las montañas, bordeándolas, no es de extrañar que haya una montaña con una ruta estupenda en mitad de la misma.
Una pequeña parte de la ciudad vista desde arriba
El trayecto en teleférico es muy muy recomendable porque además de que las vistas son fantásticas, te da la opción de poder disfrutarlas sin necesidad de hacer la ruta. Por cierto, una cosa que averiguamos al llegar a la estación es que no abría hasta las 10:30 de la mañana, así que nos alegramos mucho de haber decidido empezar nuestra excursión en el templo y no al revés.
De vuelta al hotel nos tocaba colada y decidir dónde iríamos al día siguiente en base a la previsión del tiempo, ¡qué emoción! Pero eso ya se queda para la próxima entrega...
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