Canadá: el final de la road movie

Ya de vuelta en casa vamos a por el último post de este viaje, que cuanto más lo deje más pereza me va a dar.

Tras la incursión arquera que Pablo relató en la entrada anterior, sólo quedaba volver a Calgary para devolver la caravana y descansar un poco antes de emprender el viaje de vuelta a Madrid. Siempre nos gusta tener un día de relax en la ciudad de salida y darnos un homenaje como despedida y cierre.
La última noche en la caravana la pasamos en un camping que estaba en un "resort" de golf. Lo de resort era muy generoso porque el sitio tenía un campo de golf y una construcción en la que tenían montada una cafetería muy básica y poco más. La zona de RVs estaba en una explanada en la que todos aparcaban en línea y aunque la intimidad era nula a mí que tuviera el famoso full hook-up me pareció fenomenal. En seguida quedó claro que casi todos los que paran por allí son aficionados al golf y aprovechan la opción de ir en caravana allí y entregarse a su pasión. Por cierto que fuimos la sensación, los primeros españoles que íbamos. LOL


Álex, Yamila y yo, de espaldas, con el campo de golf al fondo

Al día siguiente, recogimos y nos fuimos a Canadream a devolver la caravana. El proceso fue sencillo y sin contratiempos, así que nos quedamos contentos. Toda la experiencia de alquilar la caravana, tratar con ellos, resolver dudas, añadir material (como  los tres edredones y mantas que pedí) y devolver la caravana, funcionaron muy bien y todos los empleados con los que tratamos fueron encantadores y muy amables. Así que si estáis pensando en hacer algo parecido por Canadá echad un vistazo a su web.

De vuelta en Calgary, una ciudad que tampoco es que tenga muchos encantos, decidimos tomarlo con calma, eso sí, para nuestras últimas comidas, abandonamos las omnipresentes hamburguesas, costillas y similares para encontrar una cocina un poco menos salsosa y agresiva, esto se tradujo en ramen e italiano. LOL


Monumento a la comunidad china inmigrante desde el siglo XIX

Lo más relevante de nuestra última estancia en Calgary fue la visita al Centro Nacional de Música, el Studio Bell que se dedica a la música en varios aspectos y además cuenta con estudios de grabación propios.


La persona que hacía la demostración es la que está sentada a la derecha de la foto. Todo el resto es el conjunto de "simulador de orquesta" para el cine mudo controlado desde el hipersuperteclado blanco en el que se apoya la persona

Tuvimos la suerte de llegar cuando empezaba una actividad (Kimball Theatre Organ Demonstrations) en la que un músico ilustra el uso de la música en las proyecciones de cine mudo con un órgano de los años 20 rescatado de un cine que iba a demolerse. El pequeño conciertillo educativo fue muy curioso y aprender sobre los truquillos que se usaban para ayudar a comunicar una escena o situación o cómo intentaban emular la voz humana fue muy interesante y divertido.


Aquí con la guitarra acústica y el videotutorial asociado

El museo en sí está dividido en cinco plantas temáticas entre las que se distribuyen exhibiciones sobre la música, el sonido, los instrumentos y su evolución, o músicos canadienses, además dan datos científicos sobre la música como, por ejemplo, sus efectos en el cerebro. Repartidos por varias secciones hay diversos instrumentos o aparatos como mesas de mezclas o sintetizadores que se pueden probar siguiendo unos video-tutoriales. Yo me animé a probar las guitarras eléctrica y acústica, el piano y una batería digital, y me quedó claro lo que ya sospechaba: la música no es lo mío... Me quedé sin probar un bajo, que me hubiera gustado. Es destacable también la arquitectura del edificio, que en su interior desde ciertas perspectivas parece un edificio diseñado por Escher.


Un sintetizador de bolsillo...

La visita estuvo genial y yo diría que es uno de los pocos sitios que yo tildaría de imprescindibles en Calgary.


Consideraciones finales

Dada la naturaleza extraordinaria de este viaje quería aprovechar esta última entrada para recopilar una serie de ideas y conclusiones de la experiencia intentando vencer mis inclinaciones naturales y equilibrando lo negativo y lo positivo.

El destino principal elegido, las Rocosas Canadienses, es un sitio precioso que verdaderamente merece la pena, los paisajes son espectaculares y aunque hay cierta familiaridad con este tipo de paisaje, la escala y abundancia lo hacen especialmente bonito. Dicho esto, he de reconocer que yo he disfrutado más la primera parte dedicada a las zonas de Waterton y las Badlands por su combinación de naturaleza más desconocida y oportunidades de aprender cosas nuevas. En retrospectiva, mi visita preferida ha sido la del Museo Tyrell, jamás había visto tantos dinosaurios e información sobre ellos junta.


<3 <3 <3

Este museo junto con el Dinasaur Provincial Park son una verdadera maravilla y, si además añadimos el hecho de que el paisaje es bastante diferente a lo que estoy acostumbrada, dan a esta parte del viaje más oportunidades de descubrimiento. Es cierto que en Waterton el foco cae completamente en la naturaleza pero lo mucho que aprendí sobre los incendios y el bosque de esta zona compensan esta escasez.

He de reconocer que al final terminé un poco cansada de los parques naturales. Sin duda son fantásticos y visitarlos es imprescindible, pero yo disfruto mucho más de museos, ruinas o aspectos culturales de los lugares que visitamos. Esto me hace pensar en otros viajes que puedan tener este componente tan importante de parques y rutas y en la conveniencia de no hacerlos muy largos o de buscar actividades orientadas a aprender en ellos más que a las rutas por libre.

Y el tema estrella: ¡la caravana!

Puf!!! No me gusta, no me gusta nada. Es un quebradero de cabeza continuo, con el agua, con la electricidad, con poder aparcarla, con tener que moverse con ella por las carreteras estrechas... Además, consume un montón de combustible. Es cierto que con los precios que tienen los alojamientos en los sitios que hemos visitado es la opción más viable económicamente pero aún así es un rollazo tremendo y a mí no me pillan en otra como esta salvo que sea indispensable y el destino me compense muchísimo todo lo que no me gusta de esta opción.

No quiero decir que la experiencia haya salido mal, ni mucho menos, en realidad ha sido mejor de lo que mi mente, siempre positiva, había imaginado. eso he de reconocerlo y me alegro mucho. Tanto la caravana como nosotros mismos hemos puesto de nuestra parte para que todo saliera bien y no hubiera apenas problemas. Otro punto importante a este respecto es de la convivencia. En mi opinión todo ha ido muy bien y podemos congratularnos de que seguimos siendo amigos, juas. Pero para alguien de naturaleza huraña, como soy yo, se me ha hecho un poco cuesta arriba estar de visita tanto tiempo.

Por otro lado no puedo dejar de reconocer que ha sido una oportunidad única de realizar un viaje diferente a los que solemos hacer y eso tengo que agradecérselo a nuestros amigos Yami y Alex, que pensaron en nosotros como compañeros de este experimento y al hecho de que se lo trabajaran tanto durante la preparación, desde luego más que nosotros que somos un poco dejados para estas cosillas, todo hay que decirlo. Lo hemos pasado bien y ha sido una experiencia memorable.

[Comentario de Pablo: el viaje ha sido muy variado. Hemos tenido ocasión de unir paleontología, geología, naturaleza, first nations, senderismo y la primera experiencia seria de una autocaravana y todo de máxima calidad.

En particular de la naturaleza me quedo sin duda con los glaciares, de los que me he enamorado, y la visión paleontológica me ha devuelto la magnitud y complejidad del proceso evolutivo, mientras que el aprendizaje sobre las Primeras Naciones ha contribuido a mi sed antropológica a cambio de maldecir por lo bajo.

De Canadá me llevo poco, como si en realidad no hubiera visitado el país, supongo que Calgary y los parques nacionales no constituyen suficiente porción o no he conseguido dar con la clave (como pedantemente pensé sobre Corea del Sur). De la autocaravana me llevo prácticamente solo buenas sensaciones en parte porque todo ha ido mejor de lo que esperaba, que en realidad era optimista. A eso sin duda ha contribuido nuestra pareja de viaje, Yami y Álex, que al menos para nosotros son garantía de buena convivencia y sintonía. No tengo muy claro que hubiéramos asumido este riesgo con otra gente en este punto.

Me gustaría volver a Canadá en unos años, a la coste Este y a Quebec, y ahora volver a un plan más urbano y arqueológico y cercano a los propios habitantes. Hasta entonces voy a tratar de hacer una selección de menos de 50 fotografías de este viaje porque, desde luego, ha sido de los más visuales en mucho tiempo.]


Haciendo el tonto, la tónica del viaje :)