Toscana: empezamos por Florencia

Por tercera vez viajamos por la Toscana para disfrutar de sus paisajes, Florencia, su vin santo, Florencia, Monteriggioni...

Hemos decidido que cuando seamos ricos en vez de comprarnos el castillo en Escocia que teníamos pensado, nos compraremos una casita en la Toscana, no sólo por el clima, sino porque la comida y la facilidad de encontrar ingredientes decentes para cocinar tú (Pablo).

[Nota de Pablo] En estos planes ficción Angela pensaba que yo me debatiría duramente entre el castillo en Escocia y el castillo en la Toscana pero como Zoë en Firefly, elijo sin dudar a Hoban frente a Malcolm, es decir, al castillo en La Toscana.

En cualquier caso, tras nuestro fin de semana en Ravenna, alquilamos un cochecillo y nos pusimos en camino a la Toscana, que en kilómetros no está muy lejos pero en carreteras estrechas la cosa se alarga un poco, tardamos unas tres horas y pico en llegar a la casa en la que estaremos el resto de las vacaciones, una suerte de casita de campo con un jardín muy resultón en una aldea enana. Para lo que es no está mal pero a mí me gustó más la habitación de Ravenna, que además de mona no tenía escorpiones, ahí lo dejo...


Un pequeño escorpión Buthus Occitanus que apareció dentro de unpaño de cocina


Detalle del precioso jardín de la casita


Otra foto del jardín


Aquí capturé una de las muchísimas abejas libando en las flores de una enorme hiedra


Angela cogiendo calorcito

El primer día nos lo tomamos tranquilo y nos pasamos la tarde en la casa sin hacer mucho más que comprar entradas para los monumentos de Florencia que queríamos visitar. Nuestro plan inicial era pasar un día en Florencia pero las horas disponibles para lo que queríamos ver no permían el combo, así que lo tuvimos que dejar en dos días.

[Nota de Pablo] Aparte, aunque la luz en la Toscana y en Florencia parece siempre perfecta, algunas horas la luz es más perfecta que otras, véase a partir de las 17h y eso condiciona algunos planes.

El primer día de Florencia fuimos después de comer en casa y el plan era visitar la Galleria degli Uffizi en la que se encuentran una buena cantidad de las obras de arte más representativas del Renacimiento florentino y muchas esculturas romanas. La Galería es un edificio en forma de U del que se visitan dos plantas, en ambas las galerías centrales de la U exponen la mayor parte de las esculturas y diversas salas que se abren en el lateral menor de la U contienen la colección de pintura. Nosotras llevábamos una lista de lo que queríamos ver en más detalle porque pretender ver la totalidad de estos museos es una locura. Hemos encontrado que pasear por sus salas sólo deteniéndote en lo que verdaderamente le interese a una es mucho más satisfactorio.

Aquí pongo la lista que confeccionó Pablo previamente:

  • Nacimiento de Venus, Sandro Botticelli
  • La Primavera, Sandro Botticelli
  • Los Duques de Urbino, Piero della Francesca
  • La Virgen con el Niño y dos Ángeles, Filippo Lippi
  • Retrato de una joven, Pollaiuolo
  • La Anunciación, Leonardo da Vinci
  • La Virgen del Jilguero, Rafael
  • La Madonna, o Maestà di Ognissanti, Giotto
  • Escudo con la Cabeza de la Medusa, Caravaggio
  • La Venus de Urbino, Tiziano

Creo que los vimos todos y, por supuesto alguno más. Durante la cena estuvimos comentando qué cuadros nos habían gustado más y mi experiencia era que había algunos que impresionan especialmente cuando los tienes delante y te haces una idea de us dimensión o los detalles que contiene el cuadro y que son difíciles de apreciar cuando los ves en foto. Por ejemplo, el Nacimiento de Venus en directo es un cuadro bastante grande en el que se aprecian muchas cosas que se pierden en las fotos, por ejemplo el rostro de Venus es mucho más definido, o el suave oleaje del mar o los colores. Otro ejemplo es la Sagrada Familia de Miguel Ángel, cuyos colores dan la impresión de que el sol se ha colado en la sala.


El nacimiento de Venus de Botticelli, detalle


La Primavera de Botticelli, detalle


Obra sin título ni autor conocido, segunda mitad del siglo XV. La expresividad del hombre es alucinante.

Personalmente dos cuadros que me gustaron mucho y que no están en la lista son uno que conocía y uno que no. El primero es Judit decapitando a Holofernes de Artemisia Gentileschi y al que las fotografías no le hacen justicia. En frente del cuadro se transmite mucho mejor la violencia de las mujeres, el realismo de la sangre que mancha los tejidos y la fiereza de las acciones. Una parte importante de este cuadro es la representación de las figuras femeninas, que transmiten toda la emoción de lo que están haciendo frente a representaciones de este mismo tema por otros pintores (masculinos) que generalmente presentan a Judit casi ajena a la acción que está llevando a cabo.


Judit decapitando a Holofernes, de Artemisia Gentileschi

El segundo cuadro que me gustó bastante es Armida de Cecco Bravo (~1650), del que Pablo no sacó ninguna foto porque es lo peor. El tema está inspirado en un cuento que parece que era muy popular en Florencia en la época. Me gusta bastante la composición del cuadro y me recuerda un poco a algunas obras del Simbolismo.


Armida de Cecco Bravo

Por cierto que desde nuestra primera visita la galería ha sido renovada (y sigue en renovación) y muchas de las salas donde se exponen las obras son mucho más modernas y cómodas para contemplar los cuadros.


Vista de una de las galerías exteriores, repleta de esculturas. Muchas de época romana son fascinantes

[Nota de Pablo] Vimos con cierto detalle unas 40 obras, sobre todo pictóricas. Yo me quedo con La Anunciación de Leonardo da Vinci, La Venus de Urbino de Tiziano y La Virgen del Jilguero de Rafael. Aparte, La Medusa de Caravaggio, se te mete en la cabeza y no te suelta horas después.


La anunciación, de da Vinci, con la técnica del sfumato


La Virgen del Jilguero, de Rafael, con la técnica del unione


Aspecto de la sala para ver la Virgen de Urbino. A mí me parece desierta, la verdad. Así estuvimos en la mayoría del recorrido.


La Virgen de Urbino. detalle de los pliegues de la cama. Puedes sentir el tacto de la sábana en las manos al remeterla.


La Medusa, de Caravaggio. Estuvo sin atribución varios siglos. De cerca se aprecia mejor la continuidad como en crema de la cara


El Rabino, de Rembrandt. Una pose tal cual.

Terminada nuestra visita de un par de horas a la galería, nos dimos un paseo por Florencia y aprovechamos para pasear "casualmente" hasta el Duomo que es el edificio más bonito que hay que el mundo y no hay más que decir. Así que Pablo aprovechó para hacerle todas las fotos porque la luz era muy buena o algo :P también nos dejamos caer por la iglesia de la Santa Croce y callejeamos antes de cenar, que es algo muy agradable visualmente en el centro de Florencia.


La fachada de la Catedral y Campanile


Ábsides del lado norte


Angela con la técnica del sfumato

[Nota de Pablo] Florencia en general y sus monumentos en particular resultan adictivos para la fotografía, Todos los ángulos, todas las composiciones, todos los temas, todo luce más. Sabes que ya todo ha sido fotografiado millones de veces pero quieres tú pedazo inmortalizado por ti, es un capricho que me doy menos en otros lugares que aquí.


Ábside y parte fachada norte cerca de la puesta de sol. Azul del cielo, verde y blanco del mármol y rojo prestado del sol


Iglesia de la Santa Croce en el paseo previo a la cena

Al día siguiente la cosa iba otra vez de Florencia y de Duomo en todas sus dimensiones. Sin mucha prisa salimos a mediodía hacia Florencia con la idea de comer algo rápido y entregarnos al turisteo.

[Nota de Pablo] Antes, por la mañana temprano, yo me fui a dar una vuelta por los alrededores de Dimezzano hasta Lucolena, un pueblito que tiene su farmacia y su colmado para lo pequeño que es.


Lucolena, una callecita

La visita al interior de la Catedral es gratuita pero hay que esperar una cola, así que como íbamos sin mucha hambre esperamos la cola y empezamos por ahí. El interior del Duomo o Cattedrale di Santa Maria del Fiore es mucho más sencillo de lo que una podría esperar tras el magnífico exterior, aún así el suelo es una de los elementos más impresionantes y verlo desde arriba, como haríamos por la tarde, revela unas simetrías y juegos de perspectivas espectaculares. Recordábamos que en nuestra primera visita una se podía mover por casi toda la catedral sin problemas, pero ahora está casi todo acordonado y sólo se puede acceder a la nave principal.


Un minidetalle del suelo de la catedral


Columnas gigantescas para dejar ver una cúpula imposible

Tras comernos una especie de sandwiches locales y unos helados, nos fuimos a peregrinar a la tienda de juegos de rol (Stratagema) que ya hemos visitado las dos veces anteriores. Vimos cosas interesantes y, nuevamente, nos topamos con la edición italiana de Aventuras en la Marca del Este. A pesar de todo no vimos nada que nos mereciera pena llevarnos de recuerdo, así que nos fuimos con las manos vacías.


Una buena sandwichería


La felicidad es tomarse un helado viendo el Duomo

La primera visita programada (16:30) era a la Cúpula de Brunelleschi. Con una subida de 463 escalones, hay que estar en forma para no desfallecer a medio camino (yo ya me he resignado a las agujetas de mañana). La subida en sí misma no es que merezca la pena la mayor parte del camino pero hay un tramo que rodea la base de la cúpula por el interior que permite admirar la decoración por encima y la planta y el suelo de la catedral por debajo que sin duda hacen que el tramo tenga una recompensa a medio camino. La última parte del ascenso discurre por un espacio entre el exterior de la cúpula y el armazón interno y da una visión muy intersante de la curvatura de la misma. Luego, ya arriba, las vistas hacen que se te olviden todos los escalones.


La cúpula es una fantasía gigantesca, no hay por dónde empezar


Detalle macabro de la cúpula


Angela y su amigo Cortocircuito con Florencia de fondo


Los escalones finales que dan una idea de la curvatura de la cúpula

De bajada íbamos detrás de una pareja norteamericana y la mujer me comentaba que ya no hacíamos cosas así y, aunque le dí la razón, le contesté que hacíamos otras cosas. Nosotros mandamos cohetes al espacio y tenemos varios rovers en Marte, eso es bastante impresionante también y podría ser el equivalente al Duomo de nuestra época.


Este rincón lo fotografío compulsivamente


Esperando a que nos dieran paso para la visita de las terrazas de la catedral. Detalle de la fachada norte de la catedral. Yo soy la mancha rojiza entre verdes y blancos

La siguiente parada, casi sin descanso (17:30), era una visita a los laterales del tejado del edificio (150 escalones). Es una visita semi-guiada porque vas con dos personas que cuentan algunas cosas pero que realmente están allí para que todo el mundo siga las normas y no haya una desgracia porque a veces va por zonas peligrosillas y no aptas para gente con vértigo. En cualquier caso, es una zona que se visita con poca frecuencia en cualquier catedral y, nuevamente, tiene unas vistas brutales y el Campanile se ve que casi puedes tocarlo. También hay un tramo interior que da otra vista fantástica del suelo geométrico.


Si puedes hacer esta foto de las Puertas del Paraíso del Battisterio di San Giovanni es que estás en un sitio muy especial

[Nota de Pablo] Esta visita de las terrazas de la Catedral fue impresionante. Primero, las vistas. Segundo, lo cerca que tienes el tejado de tejas de toda la nave principal. Pero, sobre todo, cuando giras por un recodo y te encuentras casi pegado a la fachada un tramo estrechísimo a nosecuántos metros de altura mirando directamente al rosetón. Te dicen que no te pares, que es muy estrecho y tal, pero tienes que pararte dos segundos para asimilar bien que estás viendo lo que estás viendo.

Una vez que bajamos nos sentamos a recuperar el aliento, beber agüita y mirar la catedral antes de ascender al Campanile, que era la única de estas tres visitas que ya habíamos hecho antes. Armados con nuestras mascarillas -subir más de 400 escalones con mascarilla hace que al final notes que la llevas- nos pusimos en marcha para ascender los 414 que nos tocaban ahora (agujetas mañana fijo). El ascenso tiene tres paradas en tres zonas desde las que se puede ir admirando la ciudad y recuperar el aliento antes del último tirón. Al final se llega a la parte más alta de la torre y se tiene la mejor vista de Florencia que una pueda imaginarse, con sus tejados de tejas, sus callejuelas, cúpulas y torres, además con la luz del atardecer la vista era suave y cálida (y buena para las fotos :D )


Fachada sur de la catedral, con el campanile dando las 18.30h


Fotaza desde el Campanile. El misterio de la trinidad del pájaro se explica a continuación


A veces empleo la opción HDR de mi Lumix LX100-II. Eso significa que la cámara saca tres fotos en sucesión rápida para componer mejor las luces y las sombras y equilibrar los contrastes. Su abuso resulta en muchas fotos con aspecto irreal pero aquí quedaba bien para captar mejor los tonos de los mármoles. A cambio, el pájaro fue captado en tres momentos con apenas milisegundos de separación. Primero neutral, luego para calibrar las luces y luego para las sombras y así quedará por siempre inmortalizado


Vista del sur de Florencia, destaca el Palazzo Vecchio de los Medici

Aquí hay que pagar por todo y en total las tres visitas nos han costado 120€ entre los dos, un dineral, todo sea dicho, pero al menos no nos hemos arrepentido.

Con esto hemos puesto fin a nuestra incursión en Florencia. No hemos visto casi nada pero no se trataba de cubrirlo todo sino de volver a algunos lugares que nos gustaron mucho la primera vez. Sabemos que volveremos y tal vez entonces volvamos otra vez a visitar la Academia para ver el David o al interior de Santa María Novella u otra visita guiada al Palazzo Vechio.


Puesta de sol en Florencia

[Nota de Pablo] Yo creo que ha sido un plan equilibrado. Muy especializado e intenso en unos pocos temas. Arte y arquiectura más vistas. Florencia tiene lo que otras ciudades monumentales no tienen, extensión. Es decir, tardas mucho rato andando en escaparte de algo que no sea "casco antiguo", y por eso puede tentarte el abarcar todo lo posible. Como ya habíamos venido dos veces en el pasado, pudimos ponernos exquisitos y fue una buena decisión. Por cierto, en cuanto al volumen de turistas, bastantes. Muy manejable, estará en torno a la mitad de lo habitual, pero la verdad es que teníamos la esperanza de ver muchos menos. Aquí como en Venecia o Ravenna, muchísimo alemán, prácticamente ningún asiático y escasísimos americanos.

Mañana el plan es ir a Volterra, que es un lugar en el que no hemos estado antes.


De vuelta a Dimezzano y sus farolas de naranja sódica