The Silmarillion, J. R. R. Tolkien
He perdido la cuenta de las veces que he leído este libro. Tengo cuatro anotadas, pero entre ellas no están las relecturas de la edición ilustrada. Esta vez he vuelto a leerlo en inglés, la edición de Ballantine.
Creo que no se puede decir nada sobre The Silmarillion que no haya sido dicho ya, y por gente con más talento que yo. Entre todos los libros de Tolkien es mi preferido, al menos de los que he leído, que son bastantes pero no todos. ¿Con qué puede compararse? Para mí, tiene la épica de las Eddas sin su ‘picaresca’, también comparte el espíritu fantástico de muchos relatos de Lord Dunsany transmitiendo una sensación de tristeza por la magia y la belleza perdidas en nuestra Edad.
La parte que más me gusta es la primera, hasta que los hombres empiezan a cobrar mayor protagonismo con la historia de Túrin Turambar y, entre todas la que brilla con mayor intensidad es: Of the ruin of Beleriand and the Fall of Fingolfin, al leerla puedo sentir la furia del rey al lanzarse contra Morgoth, su magnificencia y poder. Es una de las mejores batallas que he leído nunca y su desenlace es perfecto, no podría ser de ninguna otra forma. En mi opinión, junto con Ligeia de Edgar Allan Poe, es lo mejor que se ha escrito nunca.
Muchos lectores de El hobbit y de El Señor de los Anillos consideran el Silmarillion un libro pesado, lleno de nombres y genealogías imposibles de recordar, pero es ahí donde reside su mayor belleza porque no puede entenderse la historia de un pueblo, de un mundo, su mitología y sus grandes hechos sin mirar al pasado, sin reconocer a los predecesores que le dieron forma con sus triunfos y errores. Además, este libro es el trabajo de toda una vida, de la inspiración de años, no es una novela, es la mitología de un universo autónomo.