Rumanía: nos ponemos en carretera

Para bien o para mal, el domingo nos pusimos en carretera y bueno, podría haber ido mejor. Para empezar en positivo, por la noche hizo menos calor y pudimos dormir más o menos del tirón. Nos levantamos a una hora ok. Yo quería más pronto porque cuando vas a por el coche de alquier siempre pasan cosas... pero como Pablo es un optimista y no aprende pues nos levantamos más tarde. En fin, que pasaron cosas y ¡vaya si pasaron!

Cuando nos íbamos de la casa/horno le mandamos un mensaje al dueño en plan nos vamos te dejamos la llave en la mesa y el tipo nos dijo que le esperáramos en la calle. Así que le esperamos como 15 minutos y apareció para contarnos que Ceaușescu se había escondido en una de las habitaciones de ese piso cuando le buscaba la policía en sus años mozos por sindicalista y también que estaba muy enamorado de su esposa, que la había conocido en el barrio. Pues vale, en fin que a mí plin pero al hombre le hacía ilusión contarnos la historia.

Como el tema de los taxis no lo tenemos muy claro aún, pedimos un Uber para ir al aeropuerto en vez de coger el autobús para tardar menos pero, como ya os imaginaréis, pasaron cosas...

Había algún tipo de evento ciclista que hizo que parte del camino natural al aeropuerto estuviera cortado y luego el conductor pues iba un poco a su rollo y en algún desvío se lió, el caso es que entre eso y el atasco que había tardamos más de una hora en llegar al aeropuerto. Afortunadamente en el trámite de coger el coche el universo nos compensó y todo fue bien. ¡Pequeñas victorias!

Ya con nuestro coche, un Dacia Duster, nos pusimos en marcha hacia nuestra primera parada: el Castillo de Peleș. Este castillo fue uno de los edificios construídos por Carol I y su esposa la Reina Elisabeth y que usaban como residencia de verano. Es un castillo en estilo neo-renacentista alemán, que viene a ser un estilo ultrarrecargado de cuento de hadas de princesa Disney y que sabemos por unos amigos muy fans del género, localización de la película "Un príncipe para navidad", qșue ya os podéis imaginar de qué trata sólo con el título.

A pesar de los contratiempos seguíamos con buen ánimo y pensando que podríamos llegar antes de comer pero, por supuesto, no fue así porque había atasco para llegar, por supuesto. Domingo + atracción turística top más o menos cerca de Bucarest + niños aún de vacaciones = atasco

[Comentario de Pablo] Las carreteras en Rumanía están bastante bien (aparte de que el paisaje suele ser bonito) pero tienen el problema de que no hay autopistas y todo el tráfico discurre por carreteras que en España diriamos "secundarias". Esto ya nos los habían comentado amigos rumanos y viajeros previos así como la guía de viaje. "Calcula bien los tiempos, no confíes en tardar de A a B lo que tardarías en España". Cuando tienen carreteras en buen estado, bonitas y pintorescas pero de un solo carril por sentido, lo normal es que aparezcan atascos por cualquier tontería. En general, mis cálculos me dicen que para los mismos kilómetros, en Rumanía tardamos el doble de tiempo en recorrer una distancia. Sabiéndolo de antemano no es problema.

Así que llegamos pasadas las tres, nos cominos una ensalada rapidita en uno de los tres restaurantes que había y nos fuimos a ver el castillo. Realmente hay dos castillos en las afueras de un pueblo llamado Sinaia en el que también hay un monasterio. El complejo de los castillos se encuentra rodeado de bosques y es bastante recoleto. Junto al de Peleș, está el castillo de Pelisor, que se construyó después para el sucesor de Carol I y su esposa. Como era tarde y los castillos cerraban a las 17, sólo pudimos ver la primera planta del castillo de Peles, pero a horas más tempranas se pueden ver más cosas. El interior es muy bonito pero hay tanta decoración que acabas sintiéndote un poco apabullada, además buen parte de ella es muy oscura, con paneles de maderas oscuras y ornamentos también de maderas oscuras, con lo que siempre hay una sensación de poca luz y espacio.

[Comentario de Pablo] Aquí se gastaron un fortunón. Hay que recordar que Carlos I era un prínciple alemán al que le ofrecieron la nueva corona de Rumanía para iniciar una dinastía completamente desde cero. A regañadientes aceptó y ahora es recordado con cierto fervor (una nostalgia de los buenos tiempos) pero Carol I se trajo su amada Alemania consigo y el conjunto de los castillos de Peles parece un cacho de Baviera transplantado en mitad del bosque rumano. El propio palacio de Peles es un mosaico de salas y mobiliario italianos, turcos, alemanes y hasta andaluces. Es como si hubiesen querido condensar "lo mejor lo mejor" de culturas y dinastías


Empezamos fuerte con la austeridad de Carol I


Una fotaza de la sala de música


Una sala inspirada en la Alhambra


El castillo de Peles desde fuera


Un edificio (aparentemente) abandonado llamado ECONOMAT que insiste en la idea de transplante germánico

Tras ver el castillo y dar una vuelta por los alredederos decidimos ponernos en camino a Brașov, que es donde íbamos a pasar la noche. Nos había dicho la conocida de Pablo que no merecía la pena pasar mucho tiempo allí, pero para dar una vuelta antes de cenar y tener restaurantes, supermercados y oferta de alojamientos está muy bien. El pueblo es muy turístico y estaba muy muy animado, la zona central era bonita y el paseo merecía la pena, no sabemos si entrar en alguno de los edificios hubiera sido intersante también pero a la hora que era cuando llegamos tampoco era una opción así que daba un poco igual. El pueblo tiene un pasado medieval pero la mayor parte de las casas y edificios que se ven en el casco antiguo son de los siglos XVIII y XIX.


El imponente tejado de la Iglesia Negra se alza en un extremo de la plaza


La plaza es muy grande y colorida y además tiene monte al lado que le proporciona un efecto más interesante aún

Cenamos en un sitio muy majo, OGRADA, en el equivalente a la Plaza Mayor. Sí, un poco tourist trap pero la comida estaba fantástica, el local era muy resultón y el postre, el tradicional Papanasi, era una delicia, así que nos fuimos con los estómagos llenos y muy contentos.


OGRADA estuvo muy bien. Me gustó especialmente que la camarera que nos atendió se dirigía principalmente a Angela en lugar de a mí.

Al día siguiente sabíamos que nos pondríamos en camino a Sighișoara y las iglesias sajonas fortificadas que hay en Transilvania. Lo que no teníamos claro era si pasar unas horas en las inmediaciones de Brașov. Nos decidimos por hacer una ruta cortita antes de coger el coche. La idea era subir al monte Tampa que preside sobre la ciudad en teleférico y luego bajar en una ruta de un par de horas.

Nuestro gozo en un pozo. Cuando llegamos al teleférico descubrimos que los lunes no abren hasta las 12, así que decidimos dejar la ruta para otra vez y ponernos en marcha. Hicimos una incursión en el Carrefour para llevar la comida con nosotros y nos pusimos en la carretera.

En nuestro mapa teníamos muchos pines de iglesias fortificadas en el camino pero para ir sobre seguro elegimos la de Viscri, que es patrimonio de la UNESCO.

En la zona en la que se encuentran dentro de Transilvania se produjo el asentamiento de pueblos sajones (de origen alemán). En el siglo XII estos pueblos reusaron o construyenron nuevas iglesias que luego fortificaron a lo largo de los siglos. La mayoría de lo que se puede ver tiene tres o cuatro siglos pero sigue el esquema de "aquí antes había otra iglesia de tal o cual y se construyó encima". Todas estas iglesias son protestantes actualmente, lo que se refleja claramente en la decoración austera (digo austera por no decir sosa sosísima).

En cualquier caso, llegamos a Viscri sin contratiempos. La iglesia es una construcción en la zona más alta del pueblo rodeada de un muro blanco por el que sobresalem sus torres. En el interior se pueden visitar las estancias anexas al muro en algunas de las cuales hay mini-exposiciones de los usos y costumbres locales o de los azulejos típicos de la zona. Además de ello se puede subir a la torre para disfrutar de las vistas de todos los campos y colinas circundantes. Y, por supuesto, se puede visitar la iglesia (lo menos interesante a mi parecer).

[Comentario de Pablo] Las exposiciones y los textos presentes en las diferentes estancias "especializadas" me transmitieron un mensaje de comunidades muy "reglamentadas". Muchos usos y costrumbres tenían nombres propios, reglas y fórmulas muy específicas cuya función parecia ser la de sacar el máximo provecho de una comunidad relativamente aislada. Eso no incluía necesariamente la confianza mutua entre familias. La sala donde se conservaba el tocino de cada casa estaba repleta de normas y controles muy claros para probar que solo habías extraído un corte de tu propiedad. De alguno modo pronto me vi leyendo sobre una secta aislada que tiene en sus ritos una forma de autoprotegerse.


Si la iglesia es fortificada, pues a ver la fortificación


El interior de la iglesia


Vistas desde lo alto de una de las torres


El paisaje es precioso y se nota que la ubicación era perfecta

Una vez que terminamos decidimos sentarnos en un banco bajo un árbol a comernos nuestros sandwiches pero la cosa se torció cuando un perro apareció para dar la brasa mucho. Como no le dábamos nada se trajo a un amigo y ya la cosa se empezó a poner tensa porque en seguida apareció un tercero. Total, que yo me terminé el sandwich en dos bocados y me fui al baño para lavarme antes de salir huyendo al coche maldiciendo a todos los perros del mundo, lo plastas que son, el ruido que hacen cuando respiran y las pulgas que casi puedes ver saltando hacia ti cuando se rascan. ¡¡Horrible!!

En fin que dos de ellos nos siguieron hasta el coche y, mira, ya hasta las narices. Nos piramos y nos comimos la fruta dentro del coche en un parking 500m más lejos.

[Comentario de Pablo] Estos chuchos no tenían nada que perder y todo el pueblo es su territorio. Y nuestro queso y embutido con ese calor les debían de estar alucinando.

Mirando la lista de iglesias nos fuimos a otra (Bunești) que decían que estaba muy bien pero que hay que llamar a un teléfono para que vaya un paisano a abrirte. Ilusos de nosotros eso hicimos pero la paisana nos dijo que nones, que si deutch o rumano o nada y allí nos quedamos mirando la puerta como tontos. Para la siguiente quisimos asegurar yendo a otra de la lista de Patrimonio de la UNESCO, la de Saschiz, y ahí bien otra vez porque no había nadie y estaba abierta. Pudimos explorarla a nuestro antojo, entrar en la torre y subir por encima de la bóveda. No tenemos ni idea de si estaba permitido, probablemente era desaconsejado, pero siguiendo unas escaleras un poco inseguras subimos al andamiaje que hay encima de la bóveda y pudimos ver qué es lo que hay entre ella y el tejado, algo que no habíamos visto antes de esta forma, aunque en Venecia ya vimos algo así el ver todo la bóveda debajo de ti te da una idea muy interesante de cómo se sostiene todo en estas construcciones.

[Comentario de Pablo] Esta visita a las estructuras superiores de la iglesia me impactó mucho. En primer lugar, que puedas visitar esta parte del edificio es rarísimo porque 1) es peligroso para ti y 2) es peligroso para el edificio. Fue como volver a la infancia cuando podías visitar monumentos históricos casi a tu anchas. estas iglesias tienen unos techos altísimos y a dos aguas muy picados para que la nieve en invierno no se acumule. La consecuencia es que hay mucho volumen "de buhardilla" para explorar. Al nivel desde el que se veía la parte superior del ábside se subía a través de una escalera relativamente cómoda, muy vertical. Pero si querías subir al siguiente piso de vigas tenías que encaramarte a, más que una escalera, una escala apoyada (y asegurada) arriba y abajo, de unos cuantos metros. Aquí sentí el vértigo de no tener protección lateral pero subimos. Pero es que había aún otro nivel (que sepamos) al que se podía acceder por medio de otra escala aún más empinada y larga que se adentraba en la total oscuridad. Angela dijo que no quería continuar y yo pensé que sí quería hasta que miré fijamente esa escala, tan estrecha, vertical, desprovista de pasamos, llevándome a un agujero oscuro a una altura enorme y me entró un vértigo que me dejó paralizado, casi como en una pesadilla. Me costó un momento recuperar la calma, lo justo para reconocer mi derrota y emprender el camino de vuelta abajo.


Tomé está foto forzando un poco la luz con la cámara del móvil, la realidad era más oscura. Se puede apreciarla estructura. Subimos un nivel mas respecto de éste

Después de esta visita estábamos algo sudadillos y sedientos, así que seguimos un cartelillo manuscrito que nos prometía café a "208 pasi". Allí que nos fuimos y descubrimos el paraíso: un jardín fantástico en el que resguardarnos y tomar cosas fresquitas. Nos hicimos fuertes en una mesa y nos tomamos unos refrescos de lavanda preparados con un sirope que hacían en el pueblo, una tarta de manzana y luego dos cafés bien fresquitos. Además pudimos disfrutar la compañía de un gatillo que vino al olor de la mochila de Pablo y luego antes de irnos de un rato de conversación con el dueño en el que Pablo y él se contaron sus penas y glorias en la ardua tarea de hacer que las plantas prosperen.

[Comentario de Pablo] Este pequeño paraíso es el Tei Teehaus y representaba muy bien esta mitificación que tenemos de la joya escondida en un entorno rural con un complejo de piedra y madera lleno de cachivaches "con gusto", jardín inglés (o salvaje, vaya), gatitos y un apuesto joven de aspecto bohemio que lo mismo te prepara un cold brew que lee distraido poesía rusa del dieciocho. ¡Pero es que estaba realmente bien! Fue muy interesante nuestra charla en donde dijo "con menos quince grados en invierno, todo se muere y todo empieza desde cero en primavera" refiriéndose a muchas de plantas y flores más delicadas.


Vista nada más entrar


Vista desde el ángulo opuesto. La foto quizá muestre apenas un cuarto de todo el recinto

Sin mucha fe pero por aquello de que nos pillaba más o menos de paso, nos dejamos caer por otra iglesia de las de llamar por teléfono (Achita) y nada, nos dimos la vuelta después de que la paisana nos bufara un poco.

Así dimos por terminada nuestra incursión en las iglesias fortificadas de Transilvania y nos marchamos a Sighișoara. Atravesando montañas y campos nos encontramos con una ciudadela encaramada a la cima de una colina con casas e iglesias adornando su cima y laderas. A sus pies se encuentra la ciudad más moderna que, salvo alguna excepción, no presenta mucho interés para el visitante. Sighișoara es el lugar de nacimiento del famosísimo Vlad Tepeș, que por aquí es un héroe local pero que para el resto del mundo es el Conde Drácula. A mí lo del Conde Drácula me parece muy bien, la novela y las películas pues me encantan pero como reclamo turístico me resbala bastante, así que nosotros a lo nuestro.

Tras soltar los trastos en una especie de B&B rumano nos fuimos a dar un paseo vespertino por la ciudadela y la verdad es que está famtástica con sus casitas de colores, sus puertas para entrar a la ciudad, torres y sus iglesias. Además nos dejamos caer por el cementerio, aún en uso, que estaba junto a la iglesia en la parte más alta y que tenía unas vistas espectaculares.


Una de las torres de la ciudadela, con su niño que no se iba incluido


El cementerio era realmente extenso, con muchas lápidas en alemán y apellidos alemanes de mediados del siglo XIX

Al contrario que en Brașov, la cena no fue nada del otro mundo y lo más reseñable fue que Pablo viendo a un grupo de amigos españoles que andaban mirando a ver si cenaban en el sitio en el que estábamos les dijo que no merecía la pena y los chavales se piraron con un thumbs up mientras el dueño o encargado se acercaba a preguntarnos que cuál era el problema. Pablo, que es un crack para decir las cosas y quedarse tan pancho le dijo que habían tardado muchísimo y que la carne estaba seca, ambas cosas ciertas.

[Comentario de Pablo] Este restaurante "La Strada" tenía reseñas bastante decentes dentro de que en esta especie de "Pedraza gigante" había mucho riesgo de tourist trap. Claramente algo no estaba yendo bien esa noche entre el servicio y la cocina y me apiadé de un grupo de 5 ó 6 compatriotas que estaban a punto de claudicar ante la insistencia de uno de ellos que estaba entusiasmado. Habrían cenado 1h más tarde y mal. El encargado descubrió la "filtración" rápido y pidió explicaciones. Y se las di.


Una de las calles que salían de la plaza

Para quitarnos el mal sabor de boca (aunque yo me comí mi snitzel de pollo sin mucho problema) nos fuimos a un jardín/terraza/chill alternativo hippy a tomarnos algo. Una servidora disfrutó inmensamente de un gin&tonic con una ginebra local con elderflower (que descubrimos que en español es saúco) y Pablo una copa de metheglyn, es decir, hidromiel con frutos rojos. Mientras veíamos como un mozo intentaba congraciarse con su churri después de haber metido la pata claramente. LMAO. Hay que decir que la muchacha soltó alguna lagrimita muy digamente y debieron reconciliarse. Como colofón al drama ella se hizo un selfie con su pelazo estupendo (tenía un pelazo estupendo moreno y rizado que madre mía).

[Comentario de Pablo] Angela me lo narraba todo porque yo les daba la espalda apoltronado en un puf en este sitio bucólico, de ésos que ganan muchísimo por la noche. Lo del selfie, no os lo perdáis, ¡sucedió cuando el noviete se fue a pagar! Mi teoría gratis del día es que un selfie "con desgaste emocional" es muy apreciado.

El día de hoy, tras salir de Sighișoara se nos presentaba una jornada de cinco horas en coche hasta la región de Bucovina en la que queremos ver una serie de monasterios pintados que parecen ser una maravilla. Como no queríamos hacerlos del tirón sin más, nos marcamos una parada a medio camino en Lacu Roșu (Lago Rojo) que es un lago que se formó repentinamente entre las montañas hace unos doscientos años.


Vista del Lago Rojo. Apenas se apreciala "romería" adrede. Hay posibilidad de alquilar barquitos

La ruta en coche tanto antes como después del lago, ha sido muy bonita y variada y hemos disfrutado con el cambio de paisajes entre altas montañas, llanuras de cultivos e incluso gargantas entre las que discurría la carretera casi rozando los salientes rocosos. Ha sido larga pero al menos muy variopinta.

[Comentario de Pablo] Basándonos en lo que vemos desde la carretera, diría que el cultivo estrella aquí es el maíz seguido de cerca por el girasol.

En cuanto al lago, el paraje es precioso, los árboles parece que están a punto de meterse en el agua y hay multitud de troncos antiguos que sobresalen varios palmos por encima de la superficie del lago, además hacía un día con una luz estupenda para disfrutarlo (también hacia mucho calor pero eso no se ve en las fotos). La cuestión es que con lo bonito del paisaje pues la zona es una romería. Es claramente un plan muy popular si un martes había tanta gente como nos encontramos. Había una enorme cantidad de puestos, casetas y hasta un restaurante repartidos por una de las orillas del lago. Lo cierto es que si esta zona te agobia un poco puedes ir a la zona más al sur del lago donde no hay puestos y hay muy poca gente. Nosotros, como ésta era nuestra parada del día, pues aprovechamos para comer y cambiar de conductor antes de seguir hasta nuestro destino final.

Hoy hemos terminado el día en la ciudad de Suceava como mero punto para dormir y mañana explorar los monasterios. Nos alojamos en un hotel a las afueras que bastante hortera por fuera, luego menos en la recepción y luego otra vez más en la habitación con sus papeles marmolados negros y dorados y tal... Pero la cama es cómoda y está limpio, así que cumple su función.

Mañana veremos a ver qué tal se nos dan los monasterios y luego nos pondremos en camino al oeste.

Durante estos días hemos observado cambios en el paisaje, de llanos extensos con suaves colinas a montañas altas y tapizadas de bosques de coníferas. Hemos pasado por pueblos pintorescos de casitas pintadas o con portones de madera decorados, a pueblos sin mucho ángel. Una variedad interesante de gentes y paisajes.


Angela pensando ¿por qué no puedo comer siempre tarta de manzana?

Después de tres días de carreteras en Rumanía podemos decir que las carreteras están bien. No entendemos lo que habíamos leído de que eran malas. Lo que no hay son autopistas o autovías y esto implica que trayectos relativamente cortos pues se hacen muy largos por carreteras regionales de un carril por sentido que pasan por los pueblos. Así que el resumen es que la conducción es lenta pero las carreteras están en buenas o excelentes condiciones. Hemos visto cosas muchísmo peores en todo el Reino Unido...