Mis 20 de fantasía
Uno de los blogs que me gusta leer siempre es Staffer’s Musings, en el que Justin Landon publica un buen número de reseñas de libros de fantasía y ciencia ficción, muchos de ellos novedades que acaban en mi lista de pendientes.
Esta semana ha publicado un reto con otros tres blogueros en el que cada uno escribe sus 50 obras esenciales en la categoría de fantasía épica, aquí se dejaba a gusto del consumidor la definición de fantasía épica. Como está claro que a los humanos nos encanta hacer listas, criticar listas, comparar listas y todo lo que tenga que ver con listas, yo me he decidido a hacer la mía -no tan larga- reflejando los libros de fantasía, en general, que más me han influido. El orden será cronológico de publicación y no implica necesariamente que sean mis libros preferidos del autor o preferidos en general, aunque algunos sí lo sean. Siguiendo alguna de sus normas, he decidido que sólo vale una entrada por autor y que una trilogía cuenta como una sola obra.
Ya aviso de que no he leído Canción de Hielo y Fuego, que estoy esperando a que salgan todos para leerla del tirón, así que nada de sorpresas porque no esté en la lista.
– La Epopeya de Gilgamesh – porque la fantasía no es nada nuevo y ya hace más de 3000 años se escribían unas historias que ya quisieran algunos autores modernos poder urdir. Además de ser una de las fuentes de copy-paste más flagrante de la historia y en concreto de la biblia.
Tablilla de Gilgamesh (fuente: Wikipedia)
– La Odisea, Ovidio – aventuras épicas, viajes eternos, un puñado de héroes con una misión, no es que sea uno de mis textos de cabecera pero siempre me ha gustado conocer las fuentes de los libros que adoro, como en el caso de Gilgamesh, me encanta profundizar en la historia o pre-historia del género.
– Las Eddas – vamos, no es posible haber leído fantasía durante mucho tiempo sin haber visto algo de mitología escandinava y por ende las Eddas. Forman un conjunto de textos extraños en los que se mezclan poemas épicos con “encantamientos” o listas de nombres, ¿a alguien no le gustan las listas de nombres? Fueron una especie de obsesión para mí durante un tiempo y bajo su influjo leí un número nada desdeñable de sagas, que son bastante menos épicas de lo que se nos ha hecho creer.
– Caperucita Roja y los cuentos de hadas – Sé que no es un libro como tal pero si no incluyera Caperucita Roja en una lista de la fantasía que más me ha influído no sería honesta. Si alguien le preguntara a mi padre qué cuento ha contado más veces en su vida, su respuesta sería Caperucita Roja, cada noche durante años era el único cuento que quería escuchar. Los cuentos de hadas tienen algo que me fascina y he buceado en su historia alegremente descubriendo con placer versiones más antiguas y oscuras que las dulcificadas versiones victorianas que tan bien conocemos. Siempre hay una vuelta de tuerca más para un cuento que ya creíamos haber escuchado.
– El Paraíso Perdido, John Milton – Si alguien tiene alguna duda de que la expulsión de Lucifer del cielo y de Adán y Eva del Edén no es fantasía… bueno, no sé qué deciros, en serio, quizá os habéis confundido de blog. El Paraíso Perdido me dejó sin palabras y, hasta la fecha, el Canto IV es uno de mis textos preferidos, la rebelión de Lucifer, su grito de desesperación y de desafío me impresionaron tremendamente en su momento cuando estaba en pleno proceso de asimilación de mi ateísmo. Este libro es una prueba de lo que puede hacer un carnet de biblioteca pública.
La Espada de Welleran
– La Espada de Welleran, Lord Dunsany – mi descubrimiento de uno de los autores que más me gustan, Lord Dunsany. Fue leyendo este libro que desarrollé el gusto por las historias de marcado tinte onírico y la tristeza de los mundos olvidados.
– La Serpiente Uróboros – compré este libro hace un millón de años, con los ahorros de mi hucha ante la perspectiva de unas largas vacaciones familiares en Galicia, la portada molaba y era largo, dos factores de peso en las circunstancias del momento. Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí una joya de la fantasía y se me abrió el mundo de las batallas épicas de protagonistas enfrentándose a ejércitos enteros. Intrigas políticas, brujería y guerreros impresionantes. Lo malo, las eternas descripciones de hasta el más mínimo detalle de la arquitectura de una sala, por ejemplo, hasta el día de hoy es un chiste privado entre Galian y yo.
– Orlando, Virginia Woolf – A mí este libro me parece fantasía. La historia de un personaje que cambia de sexo espontáneamente a lo largo de los siglos y las experiencias que vive me sorprendieron muy gratamente. La transición de un sexo al otro es inapreciable, destacando por encima de todo que la persona permanece inmutable, que el sexo es sólo un adjetivo que no define al personaje. Fantástico. Fue la adaptación cinematográfica protagonizada por Tilda Swinton la que me llevó al libro y no puedo dejar de alegrarme de haberlo descubierto.
– El Silmarillion, J. R. R. Tolkien – venga, ya he dicho que me gustan las listas, adoro la mitología y ese tinte de texto de otro mundo que tiene, es una mitología. Adem
– Raum, Carl Sherrell – Éste es uno que desearía no haber releído. Un demonio es convocado por un mago y obligado a secuestrar a una reina de la que el hechicero está encaprichado. Leyendas artúricas, un protagonista malvado, espadas, magia; en resumen, una mezcla de éxito. Ciertamente la historia aguanta el paso del tiempo pero no sé si es la traducción o el texto en sí que años después me parece muy mal escrito. En su momento me impactó tremendamente, la historia era genial y además había, glups, una escena de sexo… Tenía 14 años cuando lo leí y era la primera vez que leía un libro con una.
– Las Crónicas de Amber, Roger Zelazny – En su momento la premisa de un mundo del que todos los demás son reflejo y con sólo unos pocos capaces de moverse entre ellos me pareció original, no había leído muchos al respecto y el protagonista, Corwyn, en su búsqueda egoísta de venganza experimenta una transformación que fue refrescante en una época en la que venía de leer una serie de frustrantes protagonistas pusilánimes.
– The Elf’s King Bride, Sally Scott – Traducido como La Princesa de los Elfos este libro me atormentó durante años, no el libro en sí, sino poder encontrarlo, fue mi primera compra en internet hace ya ni se sabe. Lo leí por primera vez en el colegio en una edición de Barco de Vapor que rondaba por la biblioteca y su cuento de hadas algo tortuoso me conquistó inmediatamente. Cuando lo releí más de 15 años después me dí cuenta de que ya entonces estaba ahí el patrón. Elfos malvados, bosques de pesadilla, magia oscura…
The Elf’s King Bride
– Las Crónicas de la Dragonlance – algún amigo regaló a mi hermano, que por entonces huía de los libros como de la peste, esta trilogía. Nada más adecuado para su hermana que devoró los libros en un abrir y cerrar de ojos. Aventuras a raudales, Raistlin, guerreros increíbles, protagonistas femeninas a la altura, Raistlin… ¿Os he dicho ya que Raistlin fue mi primer (y de los pocos) “crush” literario? Con los años se te pasa el gusto por los “héroes” oscuros y amargos, al menos a mí me ha pasado.
– El Tapiz de Fionavar – Entre las estanterías de una tienda de comics encontré el primer libro de esta trilogía a un precio irresistible y como no me sonaba de nada me decidí a probar. ¡Vaya descubrimiento! Guy Gavriel Kay es otro de mis autores preferidos, las historias que construye son magníficas y están plagadas de personajes bien definidos con motivaciones humanas y vicios y virtudes que los hacen destacar sobre los personajes de
fantasía.
La Princesa de las LLamas
– La Princesa de las Llamas, Ru Emerson – En la adolescencia, ya afianzada en el campo de la fantasía, la falta de heroínas no me pasaba desapercibida, por ello cuando Galian me pasó este libro en clase no pude dejarlo. Una princesa bastarda y además guerrera que desafía las tradiciones, haciéndose pasar por un hombre, ¿se puede pedir algo más? Sí, batallas, guerras y una historia de amor sutil y lateral a la trama. Años después sigo releyéndolo y deslizándome en mi yo de 15 años sin dificultad.
– The Time Master Trilogy, Louise Cooper – Sí, lo pienso y no sé muy bien qué es lo que tiene esta trilogía para que vuelva a ella una y otra vez. Tal vez sea el hecho de que se vuelvan las tornas y sea el mal el que lucha contra el bien y que sea lo mejor que pueda pasar que ganen. En español publicada como El Señor del Tiempo.
– Sandman, Neil Gaiman – Fantasía, terror, misterio. En Sandman hay un poco de todo y por eso no puede faltar en mi lista una de las obras que más he disfrutado en mi vida lectora, además de descubrirme a otro de mis preferidos, Neil Gaiman.
– La trilogía del Elfo Oscuro, R. A. Salvatore – Sé que el Valle del Viento Helado es mejor, pero yo leí esta primero y hasta varios años después no leí la siguiente. Drizzt Do’Urden es un personaje icónico dentro de la fantasía y el personaje que muchos de nosotros quisiéramos llevar en una partida de AD&D, pero las stats siempre juegan en nuestra contra… En fin, dos cimitarras, habilidades de combate fuera de serie, pelo blanco, ojos violeta, legal bueno, un clásico de la fantasía.
– Harry Potter, J. K. Rowling – ¡Si tan sólo me hubiera pillado con once o doce años! Leí el primero de estos libros en la universidad, como reto para probar mi habilidad de lectura en inglés. Hasta entonces no había leído una novela entera en inglés y empezar con un libro para niños parecía una buena decisión. Aunque no sea nada tremendamente original es una historia sumamente entretenida y si ha conseguido que cantidades ingentes de niños se hayan asomado a la lectura bienvenidos sean.
– The First Law Trilogy, Joe Abercrombie – Si la mayoría de los libros de esta lista son obras que me han influenciado a lo largo de los años, éste es una adición reciente y la revelación de que una serie de protagonistas despreciables pueden ser tan interesantes como otros más tradicionalmente heróicos, además de contener violencia a raudales que no llega a hacerse pesada y un final nada feliz que se acepta porque no podría ser de otra manera. Leyendo este libro fue la primera y única vez en mi vida que me he alegrado de que mi avión fuera con retraso.