Japón: Fin de semana en Tokyo

El viernes pasado terminó el curso y, poco después, salí de Fukuoka hacia Tokyo. El post de la experiencia de dos semanas viviendo en Fukuoka y de la escuela está en preparación, así que me salto esa parte en la crónica y nos ponemos en Tokyo. No sé cómo llevará mi cerebro esa disonancia cronológica en el orden de las entradas del blog, así que no prometo no meterlo entre medias más adelante, LOL.

El trayecto entre Fukuoka y Tokyo se puede hacer en avión en una hora y media o en tren en 5 horas. En tren hay dos opciones: usar el shinkansen Nozomi, que no está cubierto por el Japan Rail Pass, o dos shinkansen seguidos Sakura + Hikari con parada intermedia en Shin-Osaka. El motivo por el que teníamos que ir a Tokyo en lugar de ir a otro sitio es que Pablo tenía un evento de diseñadores ese fin de semana. Él se marchó de Fukuoka el jueves para empezar con cosas del evento y yo me fui por la tarde del viernes. El viaje largo y un poco aburridillo pero, vamos, no me arrepiento de elegir tren vs. avión.

Volvimos al mismo hotel en el que empezamos el viaje en el distrito de Roppongi, que la verdad es que no me ha gustado demasiado, pero que estaba a 5 minutos del lugar del evento. Como llegué a las tantas, me uní al grupo de Kaleidos para cenar y nos fuimos a un sitio de carne. El restaurante estaba en una tercera planta o así y nos recibieron mencionando a un futbolista japonés que juega en no sé qué equipo español y todos con cara de póker porque ninguno éramos futboleros. ¡Pobre hombre!

[Comentario de Pablo: a mí sí que me sonaba algo y cuando dijo "Sociedad" caí en la cuenta y asentí con determinación diciendo "Real Sociedad, Real Sociedad, es un jugador japonés muy famoso!".


Detalle de la barcaza con la carnaza rica rica.

Pero bueno, lo que importa es que la comida estaba muy rica en general y la carne, servida de forma un tanto ostentosa, estaba muy sabrosa preparada en una especie de parrilla que había en el centro de la mesa. Además de hacernos una foto de grupo muy maja nos regalaron a cada uno la foto enmarcada y dedicada.

Nuestros planes han sido bastante independientes y, mientras Pablo trabajaba, yo he estado por Tokyo a mi rollo y en plan tranquilo. Eso sí, el sábado me levanté para ir al evento para ver la charla de Pablo. Me quedé hasta la hora de comer y vi unas cuantas charlas más, la mitad me parecieron idas de olla de diseñadores, todo vibes y cero contenido útil, pero la otra mitad sí que estuvieron interesantes tratando temas de ética en el diseño, por ejemplo.

Después de comer me marché a la calle de las librerías de segunda mano en el distrito de Kanda-Jinbōchō. Allí, entre una calle y varios callejones, hay un buen número de librerías, muchas de interés general pero otras dedicadas a revistas o ciertos temas como música o cine. Aunque eché un buen rato brujuleando por allí, la mayor parte del tiempo la pasé en las especializadas, ya que las de interés general eran prácticamente imposibles de abordar sin saber japonés bien. Es que no entiendo ni las secciones de las estanterías... además el "alfabeto" en japonés no se ordena igual, va: a, ka, sa, ta, na, ha, ma, ya, ra, wa, n y luego entre cada una de ésas están las correspondientes a las otras vocales (que se ordenan de otra forma también), es decir una estantería alfabética va tal que: a, i, u, e, o, ka, ki, ku, ke, ko, etc. Hay alguna consideración extra pero lo básico es eso. Así que ahí estoy yo delante de las estanterías repitiendo el orden japonés en mi cabeza.

En las otras me entretuve mirando revistas de música japonesas de varias décadas dedicadas a distintos géneros o programas de las giras de diferentes grupos de rock japoneses o internacionales, hubo un par de Iron Maiden a los que les eché el ojo pero decidí no comprarlos porque ni soy coleccionista ni nada, así que mejor no almacenar otra cosa más que no necesito y ocupa espacio en la maleta, jeje. Sí que me llevé un souvenir y, de todo lo que estuve mirando y las curiosidades que no sabía ni que existían, compré una especie de libreto de la película Willow. No sé si es algo que se sigue haciendo, pero parece que durante décadas se han publicado panfletos dedicados a películas (imagino que películas estrenadas en cine, pero no estoy segura) en los que se habla del argumento, los personajes, actores, director, etc. Me pareció curioso y me llevé uno de una película a la que los dos le tenemos mucho cariño.


El panfleto en cuestión

Siguiendo con la tónica de los libros, me fui al distrito de Shinjuku a la central de la cadena de librerías Kinokuniya, a ver si conseguía encontrar un libro para niños con el que poder practicar a leer un poco en japonés. Aquí se repitió la desazón de no saber ni en qué estantería mirar. Yo llevaba mi lista de tres opciones y mucho optimismo. Al menos allí tienen unas máquinas en las que puedes buscar y te dice dónde está tu libro en plan sección 2 estantería J23. El problema es que al llegar allí no sabes ni cómo meter mano a la estantería. Todo parecía incomprensible, ains, lo que me queda por aprender. En fin, que tuve suerte y uno de los libros estaba puesto en un montón bocarriba y ya está, no le dí más vueltas. Es éste por si a alguien le interesa:

Antes de empezar con éste, tendré que darle a uno de historias que tengo en edición bilingüe para darme un poco de ánimo.

Entre unas cosas y otras y paseos de aquí para allí, al llegar al hotel me dí cuenta de que de la tarde me había pasado casi una hora y media en el metro y es que en ese momento es cuando se pone en persepectiva la magnitud de Tokyo.

Al día siguiente decidí ir a una exposición sobre Isao Takahata que había en un centro comercial cerca del hotel y de la que me había hablado uno de los compañeros de Pablo. Isao Takahata es uno de los directores míticos de Ghibli y para muchas personas en occidente aficionadas a este estudio, es conocido por haber dirigido La Tumba de las Luciérnagas, que trata sobre dos huérfanos durante la guerra en Japón. La exposición cubría toda su trayectoria profesional y me sorprendió descubrir que también fue el creador de Heidi y Marco.

He de decir que el centro comercial de Azabudai Hills es el centro comercial más pijo que he visto en mi vida, pero a un nivel que no había visto y, encima, todo muy tranquilo e integradito en un parque con sus edificios y galerías en perfecta armonía y nada ostentoso. ¡Vaya tela! Yo iba pensando que igual se rompía la calle de pisar por encima. La verdad es que es un poco distópico, el lugar en el que está la élite mientras el resto se hacina en cubículos oscuros... oh, wait!


He sacado la imagen de su web pero se ajusta mucho a la realidad


*Imagen de Wikimedia. Autor: Supanut Arunoprayote.

La exposición me encantó, estaba muy bien organizada con salas separadas para cada película o serie con explicaciones sobre el proceso creativo de las obras o las innovaciones técnicas para llevarlas a cabo. Además los paisajes enmarcados que había era verdaderas obras de arte. Me gustó muchísmo la sala dedicada a su última película: El cuento de la Princesa Kaguya, que es un cuento de hadas japonés muy muy conocido y para el que empleó un estilo de bocetos dibujados a lápiz o acuarela. Es una película fantástica que habla de la libertad, las expectativas sociales y de la belleza. Os la recomiendo si no la habéis visto.

Como no se podían hacer fotos pues nada, seguí las normas y os dejo unas imágenes que he sacado de la web de la exposición.


Heidi

Mis vecinos los Yamada

El cuento de la Princesa Kaguya

Una pena que fuera el penúltimo día porque no habría importado ir con Pablo antes de volver a casa.

Para mi segundo destino me busqué un museo que no fuera muy obvio y que pudiera visitar sin mucho barullo, así que me fui al Museo de Fotografía. Allí había varias exposiciones temporales y una que corresponde a los fondos del museo pero, por lo que entendí, también es temporal. Se puede comprar una entrada combinada pero yo decidí ver la de los fondos del museo porque ya venía de otra exposición y el dolor de espalda de museo estaba ahí amenazando. La exposición celebraba el 30º aniversario del museo con el tema Collection: transphysical y que intentaba representar la transformación del mundo físico a la imagen a través conceptos como el color o el moviento pero también explorando los límites entre los dos mundos. Estuvo bastante bien y vi unas cuantas obras que me llamaron mucho la atención.


Imagen del cartel de la exposición

Después de este paseo me volví a comer cerca del hotel para luego dedicarme a la excitante tarea de hacer la colada, no os creáis había una verdadera carrera dentro del hotel por pillar una de las cuatro lavadoras que había en un hotel de 18 plantas con 50 o más habitaciones por planta. Cuando llegué a la lavadora me siguieron tres personas más en un intervalo de un minuto, todas ellas con cara de fastidio cuando me vieron cargando mi ropa. En fin, un poco desastre el tema éste. Por el gran esfuerzo me regalé un café tranquilito en un sitio muy hipster y muy pijo que había al lado.

Como veis, si Pablo no está dando la turra no se hacen fotos, jeje, así que casi todas las he tenido que sacar de internet :D

La siguiente parada es en Nikko, a dos horas y media en tren desde Tokyo. Entre montañas y templos.