Irlanda: Aran, segunda vuelta
Tal y como quería Pablito, nos volvimos a meter en el jaleo que es pasar una noche en una isla turística, que además de caro, puede ser un acierto o un fracaso en lo que respecta a la noche en sí. En anteriores viajes hemos experimentado con Miyajima (la famosa isla del Torii en el mar) en Japón y en Mont Saint Michel en Francia. A mi parecer las tres comparten algo y es que no hay mucho que hacer en ellas, no ya desde la perspectiva del turista, que da un poco igual, sino desde un punto de vista de vivir en ellas. Hay, sin embargo, claras diferencias que las ponen en categorías diferentes, en Mont St. Michel realmente no vive casi nadie, todo es una atracción turística y poco más. En el caso de Miyajima se da (o daba cuando fuimos) esta situación pero al ser una isla sagrada los templos sintoístas y budistas tienen personas que viven en ellos, así que además de los habitantes que hay muy orientados al turismo pues están los religiosos. En el caso de Aran hay gente que vive aquí y cuyas familias siempre lo han hecho y ahora no tienen más remedio que dedicarse al turismo porque ni la pesca ni la cría de animales les dan suficiente para vivir a los que todavía practican estos oficios.
Vamos a nuestro periplo. Nos levantamos en Doolin sin mucho agobio ya que teníamos billetes para el ferry de las 10:00. El trayecto duró algo así como una hora y fue un poco más emocionante de lo que sería deseable porque el día se había levantado nublado y el mar estaba un tanto movidito, así que para cuando llegamos a Inis Mor (la mayor de las islas) estábamos fríos y mojados, especialmente una servidora que se comió una ola estupenda...
Angela a tope en el jeep tempranito
Por hacer un plan un poco diferente, ya que en el viaje anterior alquilamos unas bicis y fuimos de un lado a otro, decidimos coger un tour en jeep por la isla (Aran Off Road Experience), que viene a ser lo mismo que los de mini-bus pero con menos gente y en jeep. Así que dejamos nuestros trastos en el hotel y nos volvimos al puerto para encontrarnos con el grupo. El jeep en cuestión era más grande de lo normal y en total íbamos unas diez personas más el guía, Aonghus. Muchos de estos tours los rompe o los hace geniales el guía y en nuestro caso no podemos quejarnos. Aonghus fue un guía ameno pero que profundizaba en aquello en lo que veía que mostrábamos interés y pudimos preguntarle algunas cosas más interesantes que simplemente las vistas o las ruinas. Nos comentó que en realidad él es profesor y que la semana que viene en cuanto empezara el curso tendría que parar con los tours. Además contó que en la isla todo el mundo necesita más de un trabajo porque uno no es suficiente en lo que se refiere a tiempo que se le dedica y dinero que proporciona, claro está que esto afecta a la gente que quiere seguir viviendo en la isla porque muchos acaban marchándose por falta de trabajo o porque se forman fuera y al volver no hay nada de lo suyo.
Parte de la gracia de la experiencia es simplemete parar en un sitio y ver las vistas de campos de hierba y piedra caliza que asoma por todas partes. A Pablo esto le pareció interesantísimo porque mientras todos nos deleitábamos con las vistas del Atlántico desde un acantilado, él estaba arrodllado en el suelo fotografiando unas hierbas que crecían en una grieta.
[Comentario de Pablo]
No voy a negar que estoy haciendo fotos poco habituales pero en particular estoy aprovechando para "identificar" la flora que me llama la atención en los ecosistemas de Irlanda y esta isla presume de tener el 94% de la flora presente en la isla principal de Irlanda. Y eso que apenas tiene árboles y la mayor parte es roca pelada. Espero poder hablar con detalle de esta faceta del viaje en un monográfico futuro.
Cominillos o Spergularia Media, una hierba anual o perenne que precisamente crece en entornos costeros en donde el ambiente salado no es propicio para otras plantas
[Fin del comentario]
La mayoría de los muros de piedra caliza que recorrern y trocean el territorio tienen siglos y no se tocan, punto. El del primer plano es reciente y es para delimitar el camino por el que se puede ir
Según nos contó, la hierba empezó a crecer porque los primeros pobladores cargaron algas que arrojaban sobre las rocas y así sobre ellas podía crecer la hierba para el ganado. Si te fijas en muchas partes de la isla la capa de "tierra" que cubre las rocas es muy muy fina, en cuanto hundes el dedo encuentras roca. Esto hace que el terreno en el que hay menos roca y es posible cultivar o construir sea muy preciado.
El wormhole, una estructura natural espectacular que hace de piscina para turistas temerarios. Los locales nunca le dieron ninguna importancia pero RedBull ha cambiado un poco eso... La verdad es que daba impresión
Al hilo un poco de esto nos llamó mucho la atención a un señora y a mí que no habíamos visto ni una oveja así que nos preguntábamos qué pasa con la lana de los famosos jerseys de Aran. Pues amigos míos, no os sorprenderá saber lo que era obvio desde el momento que pisamos Irlanda y vimos tiendas de jerseys por todas partes, no están hechos en Irlanda y la lana tampoco. Cuando vinimos hace diecisiete años ya había un poco este fenómeno pero las tiendas se concentraban en Aran y nosotros no tuvimos dificultad en comprar un carísimo jersey del que se encaprichó Pablo y que sólo me he puesto yo porque da un calor que no veas (no se podía saber...). Ahora mismo encontrar un jersey auténtico es muy difícil y además muy poca gente está dispuesta a gastar lo que cuesta un jersey tejido a mano. Por un lado tiene sentido que el volumen de demanda no se pueda cubrir con la producción de la isla pero parte del problema es que las personas que tejían estos jerseys han ido desapareciendo así como los productores de lana (de esto hablaremos más adelante).
Primera parada mirando un poco a la zona del puerto (a la izquierda). Aquí el guía tuvo que hacer frente al interrogatorio de Angela sobre el tema de las ovejas y los jerseys
El tour también pasó por el Fuerte Dún Aonghasa en el que se detuvo algo más de una hora para que lo visitáramos a nuestro aire y en el que nosotros nos colamos porque Pablo insistió en que los 5€ de la entrada eran sólo para el centro de visitantes y que ir al fuerte tenía que ser gratis (ni de broma), amenazó con montar el pollo si alguien le paraba en la cima del acantilado en el que se levanta y yo me pasé el kilómetro de camino mirando de reojo a ver si veía a alguien pidiendo entradas.
Al final nadie pidió entradas pero colarnos nos colamos.
Entrada al recinto amurallado. Angela y su vistoso impermeable
La técnica de construcción es simple pero efectiva
Imposible traducir en dos dimensiones la impresión que produce este corte recto y a gran altura sobre el mar
En esta foto aún me temblaban las rodillas de la impresión pero me hago el fuerte
Angela prueba también y ya veis por el pelo cómo la corriente de aire ayuda a que parezca que realmente estás cayendo todo el rato. Da muchísimo vértigo.
Hice una foto a estos miniacantilados, he evitado poner nada que desvele su escala
[Comentario de Pablo]
¡Que no nos colamos! Irlanda ha desarrollado un sistema muy curioso para cobrarte por una accidente geográfico chulo, te cobra por algo accesorio. Por ejemplo, te cobra por el parking, o por una visita a una exposición previa... y se asegura de que sea tu primer filtro. Pero la realidad es que tú eres libre de acceder como te plazca. A mí me estaba ya pareciendo un timo y aquí me harté. Por supuesto, no miré ni de reojo los paneles informativos del centro de visitantes.
[Fin del comentario]
De vuelta al pueblo nos despedimos de Aonghus con una sugerencia para saber más de lo de la lana.
De vuelta al puerto
Por la tarde se puso a llover de verdad y la cosa pintaba mal, así que decidimos hacer uso de la habitación-casita con ventanal enorme que era nuestro alojamiento y nos quedamos leyendo tranquilamente hasta la hora de cenar, cuando por fin había dejado de llover y pudimos aventurarnos a ir a un restaurante en el puerto que tenía buena pinta y a un pub a tomarnos unas pintas después.
Angela comentando algo inaudible
¡Hasta mañana!
La isla de noche no es muy excitante y la verdad es que yo eché en falta el encanto especial que tenían Miyajima o Mont Saint Michel una vez que la mayor parte de los turistas se han marchado. Lo que sí es cierto es que te da una idea bastante aproximada de qué pinta tiene la vida de la gente y, en palabras de la camarera barcelonesa que nos atendió al día siguiente, lo único que se puede hacer es... dormir.
Nuestro ferry salía a las 16:00 de vuelta a Doolin, así que con tiempo por delante, nos levantamos más tarde y seguimos el hilo de la lana... Conseguimos el teléfono del pastor que aún tiene ovejas en la isla y que está metido en el tema de la producción de lana. Decidimos bajar al puerto a alquilar unas bicis y luego llamarle a ver si había suerte y podíamos ir a husmear un poco.
Amanecer desde nuestra cabañita moderna
[Comentario de Pablo]
Dar con esta persona fue un poco detectivesco. Primero sabíamos que era un hombre. Luego aprendimos que se llamaba Martin, luego que se apellidaba Flaherty y luego su número de teléfono. Esto último lo obtuvimos tras escuchar encandilados a la mujer recepcionista del hotel y a un parroquiano hablar en gaélico irlandés sobre el asunto. Es un idioma que suena muy bonito a nuestros oídos y más si termina con un número de teléfono.
[Fin del comentario]
Una vez conseguidas las bicis, una eléctrica para mí y una normal para Pablo, le llamamos y conseguimos quedar con él a las 13:00. Con dos horas más o menos por delante nos dimos una vuelta por la isla sin más idea que disfrutar del día estupendo que hacía y de las vistas.
Angela, bici y casco, dice que le gustan mucho las bicis eléctricas que acaba de descubrir...
[Comentario de Pablo]
Hay que decir que la isla engaña en cuanto a la dureza de los caminos. La ves muy planita y crees que vas a poder subir sin esfuerzo las cuestas con la bici pero no es así. Quien tuvo, retuvo, eso es cierto en mi caso con "piernas de bici" pero en dos ocasiones puse pie en tierra porque es que era inviable mover el troncho de hierro que era la bici por unas cuestas de gravilla superincómodas. El problema es que había familias con padres muy animosos que llevaban a sus hijos pequeños por auténticos suplicios. La isla con la bici es una maravilla pero hay que usarla con inteligencia o te puedes desesperar. Nos cruzamos con lo que parecía un padre y su hija franceses que necesitaban confirmar que no tendrían que volver por donde habían venido, que era una ruta circular. Luego otro padre que había subido a "explorar" el final de una subida tremenda para inevitablemente volver con malas noticias a sus dos pequeños.
[Fin del comentario]
Angela a la entrada del recinto dedicado a la lana y algunas ovejas
A las 13:00 llegamos a la casa de Máirtin Ó Flaithearta, que nos estaba esperando. Sin mucho miramiento empezamos el "tour". Primero nos llevó a una especie de redil en el que tenía varias ovejas de dos tipos las Galway y las Île-de-France. Estas dos razas de oveja eran de las que más tenía y nos contó que su era por un tema de tener diferentes variedades de lana. La oveja tradicional de la zona es la Galway, aunque también la de Shetland pero él había estado buscando la forma de críar ovejas que dieran más cantidad de lana de mejor calidad y que resistieran el clima de la zona, no ya el frío sino la humedad (las merinas mal). Según nos contó la lana de las Galway era más recia y producen menos cantidad que lana que las Île-de-France, de hecho menos de la mitad que las otras, algo así como 1.5kg frente a 4kg. En cualquier caso, él quiere hacer sus experimentos con ovejas y combinaciones de diferentes lanas para ver qué tal resultado dan, pero claro, eso lleva mucho tiempo y dinero para algo bastante incierto. A todo esto las ovejas no estaba muy entusiasmadas de vernos y se escondían cada vez que nos acercábamos.
Ahí hay al menos 3 razas de ovejas diferentes pero necesitamos a Martin para discernirlas...
Martin y Angela en un momento de la charla magistral del primero. Nos sacó unos jerseys tejidos a mano que pesaban lo suyo
Entre discusiones de ovejas y tipos pues acabó hablándonos de la lana que él producía y que aunque él produce la materia prima hasta ahora la ha estado enviando al Reino Unido a procesar y luego se la devolvían en ovillos, con el Brexit sigue sin saber muy bien qué hacer con su lana. A él le gustaría que se montara industria en la isla que además traería trabajo pero no parece tener mucha suerte ya que no sólo faltan pastores, sino trabajadores cualificados para el resto del proceso y, claro está, infraestructura. Además el hombre estaba muy molesto con que no se peleara por tener una denominación de origen de los jerseys de Aran o de la lana producida allí, para poner en valor el producto frente a toda la industria del jersey-souvenir.
Pudimos tocar diferentes tipos de lana y la verdad es que es un mundo. A la vista parecen similares pero nada que ver al tacto. Martin nos comentó que el momento del año o el momento en la vida de la oveja tienen su impacto y es posible equiparar lanas de razas diferentes jugando con estas variables un poco
[Comentario de Pablo]
Siendo españoles y conociendo cómo funciona la industria del turismo, vemos difícil que en la isla se planteen montar algo tan elaborado cuando el dinero fluye mágicamente con cada ferry que llega a la isla, turistas como nosotros que queremos comida, bebida, un sitio donde dormir y una bici que alquilar. Razón no le faltaba al bueno de Martin, están explotando la marca de lana y jerseis de Aran sin que nadie reaccione pero le está pidiendo peras al olmo.
[Fin del comentario]
De nuevo Martin y Angela intercambiando opiniones
En cuanto a la lana en sí que se produce pues fue muy interesante porque nos enteramos de varias cosas, por ejemplo el nombre del peso o grosor Aran de las lanas viene de la tradicional que se producía en las islas y que se confunde con la terminología americana que lo equipara a veces a worsted. En principio él nos dijo que era de 5 ply (ply son las hebras de las que se compone un hilo) lo que no se ajusta a los estándares modernos pero en el tema de grosores de lana y las hebras que tienen o no la cosa no es tan cerrada como podría parecer y es más una regla aproximada de lo que puedes esperar cuando compras lana de un peso o de un número de hebra u otro.
Definición del punto con un gran ejemplo de un jersey hecho a mano, lana de raza Galway 70% y îlle-de-France 30%.
Intercalado con todo esto nos fue dejando algunas notas históricas de las que no hemos comprobado la veracidad. Así al poco de llegar, nos dijo que Aran era sólo la isla más grande, que era su nombre original pero que le habían cambiado el nombre a Inishmore los ingleses, luego los irlandeses lo pasaron a irlandés y lo cambiaron a Inis Mor nunca recuperando el original Aran. Ahí dejamos eso.
Martin posó encantado con Angela. Se puso uno de sus jerseys, por supuesto.
[Comentario de Pablo]
Claramente este tema era crítico para él. "The English got it right!". Paradójicamente, en su opinión, la recuperación de nombres irlandeses antiguos de los topónimos de la isla había errado con la isla. Estaba desquiciado con esto y tenía mapas que le daban la razón pero al mismo tiempo se reía de lo absurdo de todo. "Nobody believes me! Hahahahahaha!".
[Fin del comentario]
Nos enseñó alguno de los jerseys que tiene tejidos por la única mujer que todavía lo hace en la isla (que teje a mano pero con un telar) que eran una maravilla y con unos puntos muy definidos porque la lana de las ovejas de este tipo tiene la característica de producir puntos de muy buena definición, esto es que no se deterioran mucho con el paso del tiempo o que no se despeluchan, por ejemplo. Los jerseys eran una maravilla pero con uno que tenemos es más que de sobra. Le compramos cuatro ovillos que serán empleadas para algo que Pablo dice que se va a poner, ya veremos.
[Comentario de Pablo]
Un gorrete o algo así de verdad que me pongo.
[Fin del comentario]
En no sé qué momento preguntamos por los cuervos en la isla y respondió como un restorte "Crows are bastards!". Preguntamos por qué y nos regaló toda suerte de barbaridades que los cuervos perpetran a los cabritillos recién nacidos o a sus madres cuando están pariendo. Hasta el punto de que tiene que estar pendiente para tenerlos a resguardo. Fue muy explícito sobre cómo los cuervos iban a por los ojos... No, no, no, Martin y los cuervos no se llevan nada bien.
Terminada nuestra muy informativa visita nos fuimos de allí con la promesa de dar a conocer la verdad de la lana de Aran y sus ovejas. Aquí os dejamos la web dónde se pueden comprar ovillos y jerseys auténticos: http://aransheep.ie/ Si los cuatro ovillos que me he llevado me dan buen resultado, seguro que compraré más en el futuro.
Sin mucho más, tras una comida ligerita en el puerto, cogimos el ferry de vuelta bajo un sol de justicia y regresamos a Doolin para poner rumbo a nuestra siguiente parada: Connemara.
[Comentario de Pablo]
No es raro que nos confundan por el aspecto con turistas italianos. En esta isla pasó dos veces. Esto nos suele pasar y creemos que es sobre todo por Angela pero es que además este año en Irlanda han ido muchos turistas italianos. Sobre este asunto, nos enteramos también de que el turismo potente es el de EE.UU y que ha bajado en los últimos años el alemán.
[Fin del comentario]