Día 16. Esa interpretación que te sale bordada
¡Ay, no sé! Espera que le pregunto a mi máster a ver qué opina.
OK, ya estoy de vuelta.
Parece ser que el tipo de personajes que se me da bien interpretar son los personajes complejos, que no son muy obvios, que tienen facetas múltiples. Así, según su parecer, en cada intervención se añade algo al personaje de forma consistente y no resta a lo que tiene.
Como jugadora he notado que he ido evolucionando, de poner más importancia en el juego en sí y usar mi alineamiento o la idea de mi personaje como una guía, a intentar conocer a mi personaje para darle mayor profundidad e intensidad a las sesiones, algo que he descubierto que me resulta muy gratificante.
Esta forma de abordar los personajes no la he dejado exclusivamente en los juegos de rol de mesa, sino que también la estoy aplicando a videojuegos y en RPGs como Skyrim o Mass Effect, en los que tienes libertad para el alineamiento y personalidad de tu personaje, intento ajustarme a la idea que me he hecho de ella durante todo el juego, aceptando misiones o llevándolas a cabo en función de esta idea que tengo de ellas, incluso en los momentos en los que como jugadora no querría hacer algo porque me incomoda, lo hago porque creo que es lo que mi personaje haría. Así que por ejemplo cuando llevo a mi heroica guerrera Nord me siento bien porque soy una auténtica paladina de la justicia y ayudo a todo el mundo, pero cuando llevo a mi asesina-maga Altmer lo paso fatal cuando tengo que traicionar a mis aliados o sacrificar a alguien a los Daedra. Sin embargo, la dificultad del segundo prueba ser mucho más interesante a la hora de jugar y de interpretar.
Tras esta pequeña reflexión parece que estoy de acuerdo con la opinión de mi máster. El hecho de que un tipo de personaje más complejo, algo que no necesariamente tiene que ver con su alineamiento, hace que la inversión de tiempo para conocerlo y poder ser consecuente hacen que la interpretación salga reforzada.