Alemania: Munich tendrá que esperar

El plan original era que tras pasar dos noches (un día completo) por la Selva Negra y tirar con arco en los recorridos cercanos al hotel, iríamos a Munich, con una posible parada en Dachau. La realidad ha sido que Pablo puso ojitos y al final nos quedamos en Einsenbach un día, con su noche, más.


Pablo

De Munich está claro que no vamos a ver nada, pero bueno, otra vez será.

Esta mañana tras desayunar generosamente en el hotel, nos hemos puesto en camino hacia un campo de tiro que está a algo menos de 20 minutos en coche: Der Waldlaeufer. La entrada al campo está prácticamente en un buche que se abre en la carretera, allí hay espacio para aparcar cómodamente y una serie de tablones con las instrucciones bien detalladas de cómo funciona la cosa. Por supuesto no nos enteramos de nada porque estaba todo en alemán.

Pablo había intercambiado algunos correos con el dueño o encargado del sitio y sabíamos algunas cosas pero ni de lejos lo suficiente para poder hacernos una idea de qué nos estaban diciendo los carteles. Sabíamos que hay más de un recorrido y sabíamos que hay que pagar, pero no estaba nada claro dónde empezaba cada recorrido ni dónde se pagaba.

Supusimos que seguir las flechas podría despejar algunas dudas. En cualquier caso no tuvimos tiempo de averiguarlo porque cuando nos íbamos a poner a andar apareció un hombre muy amable con su hija pequeña y contestó nuestras preguntas.

Ya más contentos y seguros, nos metimos en el recorrido. Según nos contó el buen señor, en la zona en la que estábamos hay tres recorridos "circulares" que comparten algunas dianas del principio y del final y que en un punto se bifurcan para que puedas elegir que cículo quieres hacer. Según nos dijo, el más grande podría llevarnos unas 5 ó 6 horas. Pensamos que eso iba a ser mucho, especialmente con la incertidumbre de cómo se iba a desarrollar el día dado que por la mañana me había venido la regla y estaba en ascuas por saber si iba a ser de las benévolas o de las de ibuprofeno y mantita. Así que nos decidimos por el intermedio.


Fuente: Sarah Andersen

La sensación del bosque por la que discurre el recorrido es fantástica, con árboles muy altos, especialmente coníferas, en todas direcciones y una luz bastante difusa y tenue. El recorrido está muy bien señalizado y las propuestas de tiro aprovechan perfectamente el entorno en el que se hallan. La mayoría de ellas son escenas en las que uno o más animales, generalmente más de uno y hasta un máximo de cinco, descansan, cazan, acechan, etc. Algunas además tienen algún tipo de mecanismo para que se deslicen por una tirolina.

Al poco de empezar, antes de encontrar la bifurcación para cada uno de los tres recorridos nos encontramos con un señor en un todoterreno en medio del bosque, Pablo dijo que creía reconocerlo de una foto y que debía ser la persona con la que había estado intercambiando emails. Resultó ser así para nuestra fortuna. Él se imaginó en seguida quiénes éramos y nosotros aprovechamos para preguntarle a él también. Lo mejor fue que pudimos pagarle allí mismo porque, según nos había contado el hombre de la entrada, había que ir a una tienda o a un hotel que está a unos 15 minutos del sitio y que la gente solía pagar antes de ir :-)

Más tranquilos por haber saldado nuestras deudas (16€ por cabeza) y con la información de que el recorrido intermedio podría durar hasta 4 horas, decidimos perseverar y arriesgarnos con él de todas formas.


Engendro de Shelob esperando ser acribillada por los Arqueros de Ithilien

Durante el recorrido encontramos dianas espectaculares muy bien cuidadas. Algunas zonas de descanso con sitio para sentarse a descansar o tomarse un bocadillo, o incluso comprar agua. De haber sabido mejor cómo era el sitio habríamos tratado de traer unos bocadillos, pero bueno, nos hemos tenido que conformar con lo que teníamos en la mochila: migas de patatas fritas, galletas y lacasitos. La verdad es que pensábamos que habría algún sitio para comer en algún pueblo cercano y, aunque así es, preferimos no parar a mitad y terminar.

Al final el recorrido nos ha durado unas dos horas y media. La información de que puede durar hasta 4 horas es correcta si se tiran dos flechas a cada animal en cada propuesta con lo que se podrían llegar a tirar 10 flechas en algunas de ellas. Nosotros estábamos tirando dos o tres flechas en total por propuesta. Las razones son dos, una es que Pablo empezó con cuatro flechas y a mitad rompió dos, y la otra, que aunque yo tenía seis flechas estaba un poco cansada para tirar más de dos o tres. Lo que nos ha quedado clarísimo es que para venir aquí hay que hacerlo con al menos una docena de flechas.

La verdad es que hubiera estado bien poder hacer el recorrido largo pero bueno, creo que habrá más ocasiones porque después de lo que hemos descubierto está claro que volveremos.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención y me ha gustado, es que el recorrido no está cerrado, cualquiera podría entrar y robar las dianas, como ha pasado en nuestro club Arqueros de Madrid, pero aquí no parece una preocupación. No sé si les pasará, pero desde luego no hay ninguna medida de protección. También me parece fantástico que puedas comprar agua a medio camino. Hay una hucha en el que dejas tu euro y coges tu botella de un cubo, que no está cerrado. Supongo que habrá gente que se lleve el agua sin pagar pero está claro que debe haber un porcentaje alto de personas que se comportan cívicamente y que facilitan que todo sea tan agradable y funcione el sistema.