La segunda pregunta del desafío de los 30 días no es tan fácil de responder como la primera. ¿Cuál es mi juego favorito? La verdad es que no sabría qué decir. Si tuviera que atenerme al juego al que más juego ahora mismo tendría que decir que es Aventuras en La Marca del Este. Pero, ¿es mi preferido? Difícil elección.
VampireDurante muchos años mis juegos preferidos fueron dos, sin poder elegir entre uno u otro. Uno era Vampiro: La Mascarada, la edición de 1992 de White Wolf, y el otro La Llamada de Cthulhu (3ª edición) de Chaosium, nada de esa historia d20 publicada por Wizards. Estos dos presidieron muchas de nuestras sesiones de juego en mi etapa universitaria y eran mis preferidos entonces. Hace años que no jugamos a Vampiro, creo que desde la época en la que empezaba todo ese lío de la *Gehenna. *Este evento llegó en un momento en el que me daba una pereza tremenda seguir la historia que me intentaban vender desde White Worf, especialmente si consideramos que parte del encanto que tenía para mí el juego era la gran libertad de la que había gozado en términos de “historia” interna. Lo que adoraba del Vampiro era fundamentalmente su setting y un conjunto de reglas super-sencillo que apoyaban magníficamente un juego de corte narrativo.
Ahora mismo Vampiro conserva un lugar muy especial en mis estanterías pero forma parte de una etapa de jugadora que ha quedado un poco atrás, un etapa más cercana a la adolescencia y a las tendencias algo depresivas y rebeldonas que van junto a ella. En este momento, al igual que entonces, mis juegos favoritos son dos: La Llamada de Cthulhu, la constante, y Aventuras en La Marca del Este.
La Llamada de CthulhuH. P. Lovecraft es uno de mis autores preferidos, así que jugar en el mundo que alumbró es siempre un placer y una experiencia más que interesante. Un mundo en el que sabes que, hagas lo que hagas, serás muy afortunado de salir con vida o con tu cordura intacta. La sensación de completa indefensión ante los seres que se ocultan en extrañas geometrías o tras portales que sólo los locos perturban, es tan diferente a la de cierta superioridad de la que se suele disfrutar con los personajes de otros juegos de rol, que es un cambio fantástico, y si además se tiene un máster tan bueno como el que tenemos en mi grupo, las sorpresas y la intriga están garantizadas durante horas.
Con respecto a La Marca del Este, creo que además del hecho de que es un gran juego con un sabor de la vieja escuela muy apetecible, tiene un toque latino (en el sentido de heredero del Imperio Romano) que me encanta. Genial es también la comunidad de jugadores que hay en torno al juego y, por supuesto, no puede faltar el gran aprecio que aquí tenemos por su autor, Pedro Gil, y que tal vez me hace ser un poco menos imparcial. Tampoco hay que olvidarse de que la afición que ha despertado este juego en esta casa tuvo como frutos el Codex de La Marca del Este, el Kickstarter para llevarlo al mercado anglosajón y una aventura que se publicó en la Caja Verde.